Opinión

Cumbre de presidentes

Las preocupaciones se van sumando en un acumulo terrible de temores fúnebres.

Cuando creíamos haberlo visto todo, en Haití una banda de policías atacó a tiros la residencia del primer ministro de esa nación, mientras en Kiev el presidente Zelenski informaba que 12 países aportarán tanques de guerra para ser utilizados contra Rusia, confirmando así el inicio de la Tercera Guerra Mundial entre Occidente y Rusia y regresando al mundo a la distancia de un error humano para que explote el planeta.

En el patio nacional, en una carta a su amigo el ministro de Economía, Pavel Isa, Guido Gómez Mazara se apoyaba en las estadísticas del Banco Central para presentar una radiografía de la realidad socioeconómica del país a partir de los tres pilares del tormento nacional: el endeudamiento, la inflación y el costo de la vida, más una cita que -tan maldita como un bolero de Machín- confirma el nivel de nuestra desigualdad social: “en 1998, el 10% de la población concentraba 34% del ingreso. Veinticinco años después, el 10% posee el 55% del ingreso”.

Ante tal escenario, con el cólera avanzando y el proletariado nacional extranjero e indocumentado entrando; el gobierno, como todos los anteriores, se niega a organizar realmente la migración, temeroso del costo político que esto tendría en medio de una campaña electoral -ilegal-, en la que los tres candidatos son conservadores y/o ultraconservadores y, uno más que otro centran su discurso en sacar provecho político electoral al tema de los haitianos, destacando el costo de su presencia pero obviando que, entre otros factores, por no pagar salarios justos a los obreros dominicanos, nuestros empleadores han convertido a esos obreros –con o sin documentos- en el proletariado nacional, con la gravedad que esto representa para el interés nacional. ¿Alguién imagina el campo dominicano o las obras de infraestructura sin la mano de obra haitiana?

Si todo lo anterior no es suficiente para que Luis, Danilo y Leonel depongan temporalmente sus armas electorales, (la “maidelplay de sus ejércitos mediáticos con sus insultadores de oficio y sus manipuladores de profesión) y se reúnan en una cumbre urgente por el país, su paz y su democracia… pues que venga Dios y lo vea.

Si en amores, “del cuello de la amada pende un cristo”, en Ucrania el mundo pende de un error humano, y en cualquier lugar del país depende la economía nacional de un obrero haitiano.

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