Opinión

ONU-Pilato

Según la tradición cristiana, Poncio Pilato fue, a inicio del siglo primero, gobernador romano de Judea y se le atribuye ser el responsable de la muerte de Jesús de Nazaret en la cruz, precisamente por la irresponsabilidad de no hacer lo que tenía que hacer.

El relato del evangelio de Mateo, muy específicamente en el capítulo 27, versículo 24, donde Pilato, viendo que nada adelantaba, sino que se hacía más alboroto y teniendo la posibilidad de actuar a favor del nazareno, tomó agua y se lavó las manos delante del pueblo, diciendo, “inocente soy yo de la sangre de este justo; allá vosotros”, ejemplifica perfectamente la actitud de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), ante la crisis haitiana. Y es que en una actitud irresponsable, la entidad multilateral se hace la sorda –a conveniencia- ante la petición no solo de República Dominicana, sino del propio Haití para que autorice una fuerza de intervención militar que ponga el orden en la atribulada nación, hoy bajo el control y el terror de las bandas criminales.

El que hace unos días, Estados Unidos, controladores junto a Francia y Canadá de las decisiones del Consejo de Seguridad de la ONU, haya manifestado que ha hecho todo lo que podía hacer con Haití, sentencia lo ya sabido de que ese todo siempre ha sido nada. Ante el escenario explosivo, a República Dominicana solo le queda actuar con firmeza para protegerse la onda expansiva. Declarar la seguridad fronteriza como prioridad nacional; blandir la ley migratoria como manual siendo rigurosos en su aplicación e implacables con la sanción para quienes la violen, sean civiles o militares, y sobretodo dejando el tema fuera de la politiquería.

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