Ventana de entrada a la salida de la sensatez
Lo peligrosamente absurdo se abre paso en un camino furtivo a plena vista. La puerta está cerrada, pero se recurre a tácticas de ladrones entrando por la ventana. Veamos cómo se cuela un intruso por la ventana de Overton, mecanismo de moda para instrumentalizar la humanidad hacia la deshumanización; implosión de la persona que deriva en la explosión de la sociedad y su inexorable quiebre.
Un mundo a término. En términos homógrafos, inconcebible (sin concepción o comprensión), porque no se puede concebir en la mente ni en el vientre materno. Es una rebelión contra el sentido común y natural del ser humano, solapada bajo pseudónimos de “diversidad, igualdad y tolerancia” para relativizar la barbarie de su autodestrucción.
El engranaje de las etapas en la ventana de Overton se funda en la polémica y la pseudotolerancia como binomio de ingeniería social, atizada con la indiferencia propia de sociedades cuyo relativismo degradante normaliza prácticas sin parámetros ni límites que llevan al caos, las leyes sobran. Con la ética hética, los vicios se tornan virtudes y se transige con el error.
La ventana de Overton abre con su primera fase lo impensable; ideas rechazadas y prohibidas por la sociedad, que gradualmente se presentan con algunos apoyos reputados, por lo cual, se comienzan a mencionar, pasando a lo radical.
En su segunda fase, de lo radical a lo aceptable, estas ideas se infiltran inadvertidamente en el campo de debates con el empuje de medios masivos y una línea de sutil normalización sobre lo rechazado, generando controversias, muchas veces “pan y circo” para seguir la distracción del fondo ante el desapercibimiento de la población, arteramente “dorando la píldora” con eufemismos en la forma.
Algunos fenómenos eufemísticos: “interrupción del embarazo” (como si se pudiera reanudar la vida eliminada) por aborto, allanando con tres causales nada casuales que no buscan excepciones, sino, exenciones para abortar. Asimismo, “homicidio por compasión” o “muerte digna” por eutanasia, que vale destacar es una apropiación del término, pues, etimológicamente se refiere a la “buena muerte” natural, no lo discriminatorio de si se tienen limitaciones físicas, materiales o emocionales, el Estado provea el referido homicidio o la asistencia al suicidio que a la vez llama a evitar. Además, “personas atraídas por menores” para normalizar pedófilos, como sucedió con la Policía de Escocia en aras de ser más “inclusivos” y no ofenderlos, reduciendo (no persiguiendo) tal delito a una inclinación sexual más.
Otras expresiones eufemísticas: “discurso de odio” decir la verdad, “misiones de paz” para la guerra y “verificadores de hechos” (Facebook admitió en 2021 ante corte estadounidense que no eran tales) por opiniones protegidas, que en lo factual encajan como bloqueadores de hechos, lo cual explica que no haya libertad de expresión para legítimamente cuestionar la narrativa oficial y que la disidencia sea censurada alegando ‘desinformación’. Una próxima será paradójicamente antropocéntrica con la antropofagia alias canibalismo y “carnívoros humanos”, justificando e idealizando para diluir el atroz matiz. Así, las percepciones producto de la manipulación de masas, mueven la ventana hacia lo aceptable socialmente, adquieren relevancia y se neutralizan las connotaciones negativas con amplia exposición mediática. Conduce a la posición de excepcionalidad ante el rechazo general.
La tercera fase tiene por objetivo el punto de quiebre en la ventana, hacer de lo aceptable algo sensato. Considerar razonable las excepciones, llevándolas a normalizar con respaldo abierto en medios de comunicación y creando una falaz necesidad generalizada. Quienes se opongan, serán calificados con epítetos despectivos.
De lo sensato a lo popular, entra la cuarta fase. La inversión del fenómeno; rechazado en principio, se ha generalizado popularmente. La excepción ahora es la regla.
En la quinta fase, de lo popular a lo político. Todo el proceso culmina con el poder político consolidado en la legalización del fenómeno, ahora popularizado en la sociedad. Se ha legislado sobre seguro, para crear una nueva normalidad legal, mas no legítima.
Una rendija abierta en la ventana de Overton pone en marcha la secuencia tóxica. La primera fase estrena la elección del veneno, la segunda lo pone sobre la mesa, en la tercera se consume y en las siguientes «consummatum est».
Con los parámetros distorsionados y los límites ilimitados, el caos toma lugar. Estamos en tantas cosas que no estamos en ninguna y nos pasan de largo, aceptando cambios sin siquiera darnos cuenta. Adaptarse tampoco es solución si precisa de anestesiar nuestra conciencia. La ventana de Overton evidencia que el margen para crear nuevas leyes y políticas puede estar sujeto al grado de distracción del pueblo. Los medios de comunicación, las artes y el entretenimiento son sólidas bisagras de la ventana.
¿La historia se repite? Un infame régimen que sistematizó el crimen, orquestó a los fines una serie de principios como el de la unanimidad para convencer a mucha gente de que “todo el mundo” piensa igual, creando la falsa impresión de uniformidad y haciendo de la percepción el sustituto de la realidad. Los medios masivos pueden crear el efecto de mayoría sobre ideas minoritarias y volcar lo fáctico hacia su propósito por la tendencia de ajustarse a lo que se piensa es mayoría, llevándola a ese punto.
Se atisban en el paredón: la democracia, la libertad de expresión, la libertad de pensamiento y la propiedad privada. Nada de esto es casualidad, sino, el sino de la causalidad.
Con el ojo abierto, cerremos la ventana para abrir la puerta al sentido común.