Perfil psicológico de Don Bosco
En toda familia se establecen relaciones estrictamente personales: presididas por el amor recíproco incondicional. La clave para comprender la personalidad de un individuo radica en su sistema familiar de origen. Por tales motivos, para obtener un acercamiento al perfil psicológico de Juan Melchor Bosco hemos de entrar necesariamente a su familia.
Juan fue el hijo menor de las segundas nupcias de su padre, Francisco Bosco, con Margarita Occhiena. Además, convivía con ellos la madre de Francisco, quien presentaba una salud frágil. Su hermanastro, Francisco, poseía un carácter fuerte. A todo esto, se suma que los primeros años de Juan, los marcó el hambre, la enfermedad, la muerte del padre y la gran carestía alimenticia que se vivió entre los años 1816-1817 a causa de la guerra.
Estamos ante una familia de tipo extendida: diversas generaciones viviendo bajo un mismo techo. Si bien Juan perdió a su padre a muy temprana edad, también conectó con importantes figuras paternas sustitutas.
Por su parte, Margarita, su madre, era la hermana mayor de cinco hermanos, una persona: sabia, con claridad de ideas, con capacidad para tomar decisiones y elegir. Su viudez, a los veintinueve años y las precariedades, no fueron un obstáculo para asumir, con responsabilidad, el rol de madre.
En la educación de sus tres hijos demostró ser una persona comprensiva, amable, cariñosa y recta. Entre Juan, hijo menor, y su madre, hija mayor, se estableció un vínculo relacional muy estrecho que le aseguró la “fe primera”, la autoconfianza, el talento para hacer amigos, la capacidad de soñar y la autocompasión.
No obstante, la austeridad típica piamontesa, desarrolló una personalidad extrovertida; a los once años, hacía uso de estrategias para atraer amigos haciendo de: juglar, saltimbanqui y prestidigitador. Es decir, conjugaba la amenidad de lo picaresco con las destrezas de los payasos. Un líder de sus iguales, cuyo gran sueño fue, ser sacerdote. Tenía un “corazón de carne”, con ganas de reír, de bromear y de divertirse; de baja estatura, delgado, modesto en su comportamiento, cabellos rizados; ancho de espaldas, de estatura media baja, un poco pendular al caminar, de una fuerza física extraordinaria, rostro abierto y cordial, bonachón y paterno; profundo sentido del deber, dinámico, perseverante, tenaz y alegre.
En cambio, su hermanastro, Francisco, se constituyó en una figura paterna negativa: no admitía que Juan estudiara y cultivara su intelecto.
La familia Bosco Occhiena también pasó por muchos tipos de violencia: la pobreza, el hambre, la guerra; física, verbal y psicológica promovida por su hermanastro. Simultáneamente, experimentó una serie de pérdidas importantes: su padre, figuras paternas sustitutas y amigos.
Para salir adelante con los estudios se vio obligado a migrar del campo a la ciudad alquilándose para costearlos; así aprendió varios oficios para vivir de ellos y obtener sus sueños.
Las experiencias negativas no fueron impedimento suficiente para que desistiera de sus aspiraciones. A medida que fue avanzando en sus estudios eclesiásticos logró definir el perfil de sacerdote que quería alcanzar: cercano, amigable, propositivo, bondadoso, amigo de los migrantes y de los huérfanos.