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Pedernales, democracia y mentira

Como nuestra clase política está convencida de que cuando le toca ser oposición todo es válido para evitar cualquier acierto que pueda beneficiar al gobierno de turno, hoy vemos como desde todos los frentes se hace lo imposible por torpedear el Proyecto de Fideicomiso de Pedernales, que es lo mismo que decir el desarrollo mil veces frustrado del mal llamado Sur profundo.

La más reciente obra de estiércol discursivo la encontré ayer en las redes, donde un joven sin ningún “prigilio” ni vergüenza leía un texto tan perverso como excelentemente redactado en contra del Fideicomiso por el desarrollo de Pedernales.

Obrándose en la verdad, sin inmutarse y sin que se le moviese un solo dedo, el joven denunciaba en su alocución que con ese fideicomiso “unos empresarios se adueñarán de las tierras del proyecto y recibirán todas las ganancias de este”, entre otras acusaciones que han sido debidamente explicadas por todos los medios, de todas las maneras y con lujo de detalles.

Pero de poco importa ya el esfuerzo de transparencia e información desde todos los frentes incluido el Palacio de Gobierno o el Congreso, lo que es muy grave, y me explico: Cuando en una democracia la verdad deja de ser importante, ella comienza a convertirse en una mentira. (Ahora vemos como la derechona golpista cuando pierde las elecciones profana los templos de la institucionalidad democrática y no en Biafra sino en Washington o Brasilia). Los demócratas venimos con el viento y nos iremos con un polvo, nos estamos yendo con cada Latinobarómetro que lo confirma.

Ahora toca el turno a los PLD, -en verde o en morado-, de asumir la posición que en el caso de las plantas de Punta Catalina asumió el hoy gubernamental PRM y sus aliados, especialmente los empresarios del sector eléctrico que serían afectados por el aumento de la capacidad negociadora del Estado en el tema eléctrico y la disminución de los apagones.

En 2024, en el 28 o el 32 saldrá el PRM del gobierno, volverá alguno de los pedazos del PLD al poder, (morado o verde) y así, según sus circunstancias, abrazados a Ortega y Gasset, cada quien asumirá su nuevo rol de oposición o gobierno, usando el violín o la guitarra.

De todos modos, queda aquí la advertencia: Cuando en una democracia la verdad deja de ser importante, ella comienza a convertirse en una vulgar mentira… Y llega el invierno.

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