Esa ciudad mía
Cada vez que puedo voy a la Ciudad Colonial donde nací y viví los años más recordados y felices de mi vida.
Ahí donde igual nacieron y vivieron todos los familiares maternos me reencuentro con días y años, con rostros perdidos, con primeros amores, y el vacío es mayor, dolorosamente mayor cuando camino calle el Conde arriba y calle el Conde abajo y no encuentro a quien saludar.
No puedo ir a la cinco veces centenaria ciudad de mis amores sin ir a la casa de la Virgen de Altagracia y ahí y en la ruina la ausencia de todo, menos de la virgen fiel me duele más.
Vuelvo a decir que la ciudad luce sucia y descuidada, solitaria en calor humano, perdida en el puerto del Ozama y fría en el ir y venir de habitantes extraños que no la aman ni conocen su historia , viven de ella y trabajan en ella y la abandonan a su soledad precisamente la ciudad donde todo comenzó y todo se hizo durante años, hasta que murió por culpas del tiempo y de España.