Opinión

Alegrar la tristez

Juan F. Puello HerreraSanto Domingo

Que difícil se hace llevar al mundo una sonrisa que lo haga ser pasto fácil de la confianza y de una alegría sin límites.

Se trata, de aquella alegría que no conoce el desconsuelo, que simplemente tiene como fuerza vital la Providencia de ese Dios que se nos da con la constancia de un Padre bueno que vela por sus hijos.

Por esto, debemos estar siempre alegres, dando gracia a Dios por todo lo grande y bello que es disfrutar de su amor.

Nunca olvidar, que se ha de vivir no solo en gracia de Dios, sino de la Gracia que este proporciona para vivir la filiación divina, y por medio de ella la Comunión de los Santos, que hace exclamar e invita a estar siempre alegres.

Aun con el sombrío espectáculo que se presenta hoy en muchos ámbitos del comportamiento humano, de aquella vaga alegría que no da oportunidad a la vida con Dios, nunca debemos perder la fe de reencontrar de nuevo el camino que conduce a la felicidad plena de sentirnos amados por Dios.

Hemos de recordar, que siempre hay oportunidad para llegar a tiempo a la hora del reparto de los secretos o misterios del Reino, en estos se encuentran la única alegría que vale la pena hacer fructificar, y que, cuando es generosa, el optimismo por la vida no solo alegra a la tristeza, sino que la hace reparar el pesado fardo del pasado amargo, ciego y pesaroso.

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