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Desde hoy, el reto es mantener la resiliencia, ser más productivos

Arribamos al primer día del año 2023 y todos desean que sea mejor que los pasados tres. Desde el 2018 la economía mundial ha venido cayendo en picada, globalmente, bordeando casi los perímetros de una amenaza recesiva que sólo las políticas públicas en las áreas económicas —monetarias y financieras—, han logrado contener apenas a rayas, al precio de un endeudamiento creciente que, obviamente, está pasando y pasará su factura.

En tal entorno, el valor de las inversiones bursátiles cayó dramáticamente y ahora se contenta con empezar a recomponerse. La mayoría ignora que, como porcentaje del PIB global, el comercio mundial de mercaderías pasó de +51.1% en el 2008 a +46.8% en el 2021 (-4.6%), incluyendo los de alta tecnología. Estos habían empezado a caer en el 2018, desde US$2.91 billones a US$2.85 billones en el 2019, antes de la pandemia.

La tabla de salvación de las economías ha sido el turismo, cuyo crecimiento ha permanecido sostenido desde el 1996, pese a su ligera caída entre el año 2008-2009 cuando sus recibos a precios actuales (US$) partieron de US$1.05 billones para alcanzar, antes de la pandemia, US$1.86 billones.

En ese entorno, potenciado por las crisis derivadas de la Covid-19 y, posteriormente, por las obstrucciones al comercio mundial de alimentos y energía causados por la guerra ruso-ucraniana iniciada el 24 de febrero de 2022, la República Dominicana ha demostrado de qué calibre están hechos los músculos de sus actores productivos y la positiva incidencia sobre ellos del entorno macro-económico, defendido a uñas y dientes pro el gobierno del Presidente Abinader y por el del Banco Central dominicano.

En tanto el mundo sufría los precitados embates económicos, creciendo en 5.8%, nuestro país se disparó con un PIB 2021 de 12.3%. Esto fue porque, en US$ y a precios actuales, nuestro PIB totalizó 94.24 mil millones, cuando en el 2020 había sido de US$78.84 mil millones.

Lo significativo es que la economía, en medio de tales embates, ha vuelto a crecer en el orden del 5% hasta noviembre del 2022, según reportó el BanCentral. La producción mensual (IMAE), lo más importante, pasó de haber crecido +2.99% en noviembre del 2021 a +5.0% en igual mes del 2022.

Como todo en la vida y según la teoría del caos, el aleteo de una mariposa en África puede afectar en algún otro lugar del planeta o quién sabe dónde, luego de haber mantenido su tasa de política monetaria en 3.0% anual hasta el 23 de noviembre del 2021, para hacer frente a las situaciones descritas y a sus resonancias sobre la economía nacional, el BanCentral empezó a justarla hacia el alza, llevándola, desde el 24 de noviembre del 201 al 28 de febrero del 2022, a 5% anual, con el claro propósito de evitar la fuga de capitales y desacelerar el consumo mediante la restricción de la masa monetaria vía el precio del dinero.

Logrados los objetivos claves de la política monetaria general del año 2022, especialmente el crecimiento del PIB en el nivel del 5% proyectado, la entidad reguladora monetaria llevó, el 30 de septiembre del 2022, la tasa de política monetaria a 8.5% anual, punto en el que la congeló, hasta hoy.

Destaca que luego de apreciarse -7.5445% frente al dólar entre el 31 de marzo 2019 y el 31 de diciembre del 2020, cuando pasó de RD$53.9319 por dólar a RD$58.3259 por US$1, el signo monetario dominicano se recuperó, ganando +RD$0.7808 frente al US$ durante el año 2021, punto desde el cual ganó RD$1.1309, al ubicarse en RD$57.5451, luego de ubicarse por debajo de RD$54.5 hasta el 9 de noviembre, 2022.

Sin embargo, el mayor reto de las economías continúa siendo la inflación. Localmente, el Índice de Precios al Consumidor (IPC) desde el 01 de enero del 2019 al 30 de noviembre del 2022 varió +27%, aunque ha venido reduciendo ya que entre el 01 de enero 2021 y el 30 de noviembre 2022 perdió casi 50%, al ubicarse en 14.76%, en tanto entre el 01 de enero 2022 y el 30 de noviembre 2022, estuvo en 5.55%, según el BanCentral. Del 30 Noviembre 2021 a igual mes del año 2022 el IPC varió +7.58%, lo cual es +2.58% que el rango meta nacional, un resultado coherente con el reportado por el Banco Mundial para la economía global: 7.74%.

Pese a nuestra fragilidad económica como país en vía de desarrollo, tenemos mucho de qué estar orgullosos en medio de estas catástrofes. La debilidad económica nacional deriva de sus tres características principales: de servicios, deudora y remesista. Su debilidad productiva configura el déficit creciente de la balanza de pago: a septiembre, 2022 totalizó -US$2,284.8 millones, lo cual es +1,361.7 (+67.69%) que su valor en igual período del 2021. Un resultado derivado de que las importaciones crecieron +2,082.3 millones (+29.4%) en tanto las exportaciones sólo lo hicieron en +9.8% (US$314.9 millones) y las remesas apenas superaron sus niveles de octubre-diciembre 2021 al totalizar RD$2,448.3 millones contra US$2,598.2.

En términos generales, la balanza de pagos nacional se aproxima a terminar el 2022 con un saldo de –US$619.2 millones y, por consiguiente, con igual necesidad de financiamiento en un entorno en el cual su estructura no reporta beneficios para las inversiones de capital, base del desarrollo.

Este perfil económico demuestra las capacidades e iniciativas que para enfrentar la crisis mundial han puesto en marcha los productores y el gobierno nacional a través de sus acciones, iniciativas, inversiones y dependencias económicas.

El reto es hacer del 2023 un año de mejores resultados para todos. Un objetivo que con el paso de los días adquirirá relevancia de primer orden.

Propiciar el arranque de un desarrollo basado en la producción. Para iniciarlo, el gobierno dominicano podría abocarse a despachar poderosos incentivos y des burocratizaciones a favor de las empresas y actividades productivas nacionales con vocación y misión exportadora.

La meta del año 2023 debe ser asumida desde hoy. Sus líneas fuerzas y consignas claves han de ser: trabajar más, producir más, exportar más, generar más ingresos y llegar al 31 de diciembre 2023 mucho menos dependientes y mucho menos endeudados.

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