Un “final”, hacia un inicio
Asistimos al final de un año de muchas pruebas sobre nuestro presente y futuro inmediato, y me atrevo a evaluar que, con altas y bajas, con temores y tensiones, con lágrimas y alegrías, hemos logrado sobreponernos de los efectos de la pandemia y los coletazos de la guerra rusa contra Ucrania.
La paz social, la estabilidad política, el control de la economía, fueron notables. Toreamos una y mil dificultades, pero hicimos la tarea y sobrepasamos las adversidades, aunque con algunas consecuencias y dejando pendientes no pocos retos por delante.
El Gobierno, el Presidente Luis Abinader, la Justicia -Procuraduría General incluida-, los políticos, la ‘sociedad civil’, la generalidad de las instituciones, con aciertos y errores, han hecho su esfuerzo, aunque en momentos dieran la sensación de enfilar en dirección equivocada.
La seguridad pública, una educación de mejor calidad, los servicios sanitarios y las garantías de accesos para todos -por encima del populismo contra las ARS-, el pandemónium del tránsito vehicular, son algunos de esos retos que nos introducen en un año preelectoral que se presagia lleno de encontronazos políticos, empedrado, hacia las elecciones del 2024. Una cita, que aunque pareciera lejos, realmente está a la vuelta de la esquina y con lo que no podemos jugar, cual ruleta rusa, porque es la base de un sistema institucional que, con virtudes y defecto, tanto nos ha costado y funciona, aunque sea ‘a la dominicana’.
En fin, aunque parezca simplista y sin los detalles necesarios por el limitado espacio de que dispongo en esta esquina, esta es mi evaluación del 2022 y lo preveo para 2023.