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Hoy tengo un sueño

Zürich, Suiza . Así empieza mi artículo basado al famoso discurso leyenda en el 1963, que hoy es ante la historia la mayor manifestación por la libertad y discriminación, no solo para la sociedad estadounidense, sino para la humanidad.

Mientras leo el discurso del Dr. Martin Luther King, lo aplico a nuestra Constitución, a la promesa que garantiza a todo dominicano sus derechos y del cual debe de ser heredero.

Nuestro país, la República Dominicana, la segunda economía de Latinoamérica, ha sido clasificado en los últimos años, como de ingreso medio alto, señalando que nuestros ingresos públicos son suficientes fondos en las grandes bóvedas de oportunidades.

Sin embargo, más de la tercera parte de nuestra ciudadanía se mantiene en condiciones de pobreza.

Un fenómeno complejo de problemas que requiere un enfoque sistémico de soluciones que conduzcan a ampliar las capacidades, la libertad y las oportunidades, a quienes han sido tradicionalmente excluidos.

Es obvio hoy en día, que muchos dominicanos viven una condición vergonzosa, una metodología basada en necesidades básicas insatisfechas.

Aun mueren dominicanos a falta de un sistema de salud con calidad universal.

No obstante, al carecer de elementos esenciales para permanecer en sus hogares, observamos incapacitados pidiendo limosna, arrastrando sus partes mutiladas de un lado al otro.

En el mismo orden, las fallidas inversiones en el desarrollo del sistema de educación, niños sin inscripciones escolares por falta de plazo. Y como algo en su normalidad, no nos cuestionamos nada cuando vemos esos niños “trabajando” en un semáforo o en un parque, SI, a la vista de cualquier empleado público.

Con gran incomodidad, no podemos ignorar en lugares turísticos, las necesidades económicas de adultos y niños, que nos abordan con reclamo de hambre.

Ya Adam Smith, padre del liberalismo económico, en su definición de pobreza incluía aspectos sociales y culturales como “la capacidad de estar en público sin sentirse avergonzado”

¡Hoy tengo un sueño!

A pesar de las dificultades del momento, creo firmemente en la capacidad de visón de nuestras autoridades y un próspero entrante 2023. Finalmente saliendo de la pandemia, darle paso a la inclusión social de los grupos más vulnerables, es el desarrollo que necesitamos, la palanca básica para reducir la pobreza de cada dominicano, reorientando nuestros patrones de inversión y nuestras políticas públicas, garantizando el acceso a puestos de trabajo y a ambientes residenciales dignos,

La economía ha de estar al servicio de las personas, no al revés. Mi sueño es profundamente dominicano.

La autora es un referente estatal de alianzas empresariales, integración y refugiados SRK

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