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Bien dicho

El país aplaude la postura valiente y digna del Gobierno dominicano ante el desafortunado comunicado de la embajada de los Estados Unidos de América (EUA), que alertó a sus nacionales de piel oscura sobre alegados maltratos que atribuyen a las deportaciones, específicamente de haitianos indocumentados, que realiza la Dirección General de Migración (DGM).

Dice la legación diplomática, aunque sin que exista ninguna denuncia o registro de algún caso, que muchos de sus nacionales han sufrido vejaciones por parte del personal de la DGM debido a su color, yendo más lejos al recomendar a sus ciudadanos de esas características raciales, andar siempre con sus pasaportes y su teléfono celular.

Rápidamente el Ministerio de Relaciones Exteriores (Mirex) ha calificado el documento de “manifiestamente infundado, extemporáneo e infeliz”, al tiempo de desnudar la verdadera razón del resabio gringo que presionar para que cesen las repatriaciones. De una manera categórica la cancillería le recuerda a los EUA la irresponsabilidad internacional frente al tema, y que las calamidades de Haití siempre han estado en los hombros de República Dominicana. Le deja en claro, y con cifras, las aportaciones que, en materia de salud, flujo comercial, educación y otros renglones, hemos hecho (y seguimos haciendo) a nuestros atribulados vecinos. Como jefe la política exterior, el presidente Luis Abinader puso en su sitio a la embajada norteamericana en su insolente injerencia, defendiendo el sagrado derecho que como Estado soberano nos asiste para deportar a cualquier ilegal que esté en nuestro territorio, tal como lo hacen ellos.

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