Hay un plan
La petición del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUR), Volker Turk, para que el gobierno dominicano suspenda las deportaciones a los ilegales haitianos, confirma la existencia de un plan macabro en perjuicio de nuestro país que tiene programación, líneas y actores definidos. Y es que no es fortuito que el 28 octubre la subsecretaria de Seguridad Ciudadana, Democracia y Derechos Humanos de los Estados Unidos , Uzra Zeya, instara a nuestras autoridades a proteger a los haitianos y los dominicanos de esa ascendencia a quienes calificó de vulnerables, y que justo una semana después, el 04 de noviembre, el ACNUR solicitara a los Estados de la región suspender las deportaciones de los haitianos. Insolencias que remató el propio Turk, cuando el pasado jueves 10, se destapa con un petitorio irreverente e inaceptable, como le respondiera el presidente Luis Abinader, quien de una forma valiente y nacionalista rechazó la pretensión asegurando que las repatriaciones no solo seguirán, sino que serían incrementadas. No hay que ser un erudito para saber que a esos niveles no existen las declaraciones inocentes y mucho menos las puntadas sin hilo, máxime cuando se producen de forma constante y reiteradas. Por tanto es obvio que para las grandes potencias, y que controlan las organizaciones multilaterales, en este caso las Naciones Unidas (ONU) y la Organización de Estados Americanos (OEA), resolver el drama de Haití no está en sus planes.
El de ellos es un malicioso juego de espejos, que cual concurso de muecas, pretende desviar con el discurso hipócrita la inacción de una práctica altamente perversa.