Opinión

PUNTO DE MIRA

Creen Valentín será arma de Abinader

El hueco que deja Valentín es mayor de lo que en principio veían los ajenos a lo interno del partido morado

Alfredo Freites.

La renuncia de Julio César Valentín del PLD es la consiguiente salida de dirigentes luego de la selección del candidato presidencial porque vaticinaba una acomodación de figuras en lista de espera de candidatura presidencial.

El hueco que deja Valentín es mayor de lo que en principio veían los ajenos a lo interno del partido morado, organización que al parecer camina los pasos del PRD y el PRSC, poderosas granadas que al estallar se han esparcido en fragmentos.

Supuestamente el ex presidente de la Cámara de Diputados y exsenador por Santiago quiere forjar su propia armadura y se habla que su movimiento sería para buscar la sindicatura en su ciudad con el financiamiento del gobierno que así buscaría apoyo para la candidatura a senadora de la actual vicepresidenta.

Claro está que ese apoyo de Luis Abinader sería para luego fundir al ex peledeísta con la campaña por la reelección y mellar las simpatías regionales de Abel Martínez con quien Valentín tiene largos lazos de enemistad y competencia.

Se comenta, con venenoso objetivo, que la rumoreada alianza de Valentín con Abinader es a cambio de recursos financieros, insumos políticos y de pasada enfriarlo por supuestas acciones del pasado, pero que, además el líder del PLD, Danilo Medina, no estaría disgustado con tales pasos.

Está claro que Valentín es arma de poder en manos de Abinader a quien puede ayudar en más de una vía sobre todo luego que el presidente de la República volviera a dar un patinazo al mencionar la ineficiencia de pasados gobiernos con el drenaje pluvial y la acre respuesta del leonelismo que recordó grandes obras y hasta un plan a 10 años para solucionar el problema.

Se dice que la persecución de la corrupción es moneda para favores políticos y que el PLD se desgrana porque el líder no es opción de poder lo que lleva a recordar que un partido es concierto de voluntades para alcanzar el poder, esta situación lleva a las tropas a buscar nuevos caminos. La última reunión del PLD es señal de más disgustos.

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