Abel y la sangría del PLD
Cual sea la decisión política final del exsenador Julio César Valentín y acompañantes, la sola renuncia en este momento, es otra señal clara de que la escogencia de Abel Martínez como candidato del PLD no frenaría el desmoronamiento de la organización y el traslado masivo de dirigentes y militantes morados, principalmente hacia el proyecto presidencial del doctor Leonel Fernández. Quiérase o no, en esto funciona el golpe de efecto y habla la realidad.
Lo de la cara fresca del alcalde de Santiago y de que se podría ver como una “renovación” es una utopía, pues se advierte que cae en brazos del “danilato” y que le sería muy difícil zafarse de una cúpula partidaria desacreditada y muy cuestionada por hechas y hechos de carácter ético-moral que le costaron el poder (¿).
La misma selección de Francisco Javier García como jefe de campaña - que siempre lo ha sido y pareciera que para él no aplica la tesis prestada de la llamada “psicología de la fatiga” – resulta una trampa para el éxito y eventual crecimiento de Abel, pues además de llevarle al público la idea de que sería “más de lo mismo”, también comprueba que el hombre repite los mismos argumentos y estilo usados para vender a Gonzalo Castillo, el llamado “penco” invento de Danilo, que el entonces coordinador definió como “un fenómeno político”. Ahora a Abel lo define igual, y le agrega que es el que tiene “mayor cantidad de potencialidad para desarrollar propuestas”, y al preguntarle ¿si por encima de Leonel Fernández?, respondió que:” por encima de todo el mundo”.
Se entiende quiso decir de Leonel y de Luis, pues es gran realidad, no sofisma, que en estas dos últimas figuras políticas del país están – y deberán estarlo- cifrados el mayor peso específico, la polarización y las posibilidades de éxito en el venidero proceso. El PLD, con quien sea, no es opción, no tiene posibilidad. Y al candidato Abel, pacte o no en el trayecto, le queda hacer camino y consolidar un liderazgo con miras a un futuro más allá del 24. Activo con el tema migratorio, bien, pero no puede ser monotemático. Debe manejar los grandes temas y tener profundidad en el discurso.
Mientras, a la FP y al propio PRM-gobierno que afinen la puntería y miren bien a la hora de contemplar alianzas, porque hay “juntas” y sumas que restan (¿). Ya sea por un: “dime con quien andas” …O porque ruede la palabra empeñada (¿).
UNA EXCUSA: a Carlos Cepeda, presidente provincial del PLD -HM-, al no ser quien renunció al partido, como dije, sino Omar Rafael Vásquez Portorreal, con copia a él y que, por memorizar y no releer carta al escribir, deslicé un error imperdonable a mis años de oficio.