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¿Estamos anestesiados o maniatados?

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Miguel antonio fialloSanto Domingo

Para la consecución y solución de un proceso dado, se necesita cuatro elementos, según el filósofo norteamericano Dr. Rober T. Browne: Conocimiento, Deseo, Acción y Trascendencia.

Tratamos de no reflejar en estas líneas la impotencia, la indignación y el desánimo que nos arropa, al ver la desidia en el manejo del tema migratorio con nuestros vecinos.

Sabemos que nuestro superior gobierno está armado de la mayor “bona fide” y asomo de una voluntad real de empoderamiento (que esperamos se manifieste y no dilate su aparición objetiva y patente). Nos percatamos del “Conocimiento” que tiene nuestro presidente de la situación; también de su “Deseo” de cumplir con la Patria, sin embargo, deploramos que no ejecute el siguiente paso: La “Acción”! Y cavilamos: ¿Estamos anestesiados o maniatados?

Hace ya casi una década que por este mismo medio exponíamos con indignación, como en la frontera, parturientas dominicanas parían en los pasillos, mientras las embarazadas haitianas descansaban en las camas de las salas. Diez años más tarde, más del 50% de los partos en la Maternidad de Los Mina, y un 32% a nivel de RD, son de naturales haitianas, restringiendo así a nuestras madres de las atenciones y beneficios que por derecho les asiste.

Las bases, y no precisamente de un partido político, sino del pueblo, esperan la acción de la punta de su pirámide. Y así debe ser, porque las masas muchas veces reaccionan con una ira fruto de la desesperación y la impotencia. Como decía el sociólogo francés Gustav Le Bon; “...por la obnubilación del razonamiento, toman medidas violentas sin medir las consecuencias”.

Dijimos una vez, que la Toma de la Bastilla no fue fruto de una acción ni premeditada ni preconcebida, ¡no! ¡Fue la decantación de años de desesperación, angustia y fastidio de un pueblo que tomó en sus manos la decisión que la monarquía, sorda al dolor del populacho y anestesiada por las melodías y pasos del minuet, no llevó a cabo!

Sr. presidente, la situación es más dramática que lo que Ud. pueda concebir! Hay pueblos enteros cuya población actual ya se ha haitianizado en un 80%; los dominicanos no tienen capacidad de oponerse a la silente agresión y huyen de sus tierras y campos, dejando el terreno a los nuevos hateros! ¡Hay una mancha de aceite que está destruyendo y consumiendo la Patria ante sus propios ojos!

Sabemos que existe la buena intención de su parte, pero de “buenas intenciones” sin frutos, estuvo llena la historia de la humanidad. El buenazo de Neville Chamberlain, en el 1938, creyó en Hitler y en “mariposas amarillas”. Él estuvo pletórico de buenas intenciones, pero no pasó de ser un fracasado y pusilánime primer ministro inglés. Al prognato de Carlos II de Habsburgo se le tildó hasta de estar hechizado por su debilidad de carácter y su complexión física (Síndrome de Klinefelter), sin embargo, siempre tuvo buenas intenciones para España… ¿y?

Sr presidente, no hay hechizo que pueda ante su corazón noble y bueno; reconocemos su viril coraje ante las dificilísimas situaciones que ha enfrentado y enfrenta en su mandato en el área de la salud y la economía. Así también, los innegables logros en el sector turístico aun en tiempos pandémicos, pero le rogamos, no permita que sea el pueblo, quien, por falta de un comando definido en un tema tan dramático, tome las decisiones con respecto a la migración desmedida de nuestros vecinos. ¡Decisiones que, como dijimos, podrían ser fatales para la paz que anhelamos!... ¡Estamos ante una confrontación mundial a la vuelta de la esquina, Sr presidente! En nuestro caso, no se necesita el olor de la metralla para designar como “peligrosamente violento”, este período convulso y decisivo de nuestra historia territorial. ¡Cualquier cosa puede suceder “at the drop of a hat”! (“con la caída de un sombrero”). Sin embargo, somos amantes de la paz, y rogamos por ella día tras día.

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