Cuando la maldad se reviste de bondad
En ciertas capas sociales, se encuentran unos especímenes de baja ralea que como los políticos chupópteros una de las estrategias que utilizan como agentes de maldad es presentarse bajo la apariencia del bien.
La descripción de marras aplica a gente posesa que habita en lugares de cultos religiosos, que utiliza el nombre de Dios todo el tiempo pero que en círculos de su ámbito de competencia se les conoce como pastores del mal, malignidad, que se aprecia en los discursos vacíos, los autoengaños, y la propaganda perniciosa de su aparente bonhomía.
Aunque la maldad se revista de bondad, es de recordar lo que dice el libro de Proverbios (14, 12-16, 25), que analiza el camino de los malvados, precisando, que parece recto pero que su futuro es la muerte, y este es el camino que recorren los que obran el mal, parece que les va bien pero ese mismo camino conduce a la muerte.
Escuché una vez, que nuestra vida práctica es reflejo de nuestra vida espiritual, por tanto, los hechos bochornosos que dañan a otros bajo la apariencia de un bien que se espera conseguir, es un bien engañoso, que daña y provoca heridas en otros, sin embargo, vuelve a repetirse sin arrepentimiento alguno y propósito de enmienda. Pocos tienen la honradez para reconocer que lo malo es malo, y aunque se siga maquinando la maldad, y la inquina se enseñoree por aquellos predios de iniquidad, siempre para el hombre justo habrá un mañana y un futuro, además que su esperanza no será aniquilada (Proverbios 23, 18).