Una insolencia
Más que un planteamiento, las palabras de la subsecretaria de Seguridad Ciudadana, Democracia y Derechos Humanos de los Estados Unidos de América (EUA), Uzra Zeya, instando al gobierno dominicano a prestar servicios (proteger) a los haitianos y los dominicanos de ascendencia haitiana, es una pretensión que raya en la insolencia.
Al tiempo de ofrecer ayuda económica para varios temas, Zeya, enviada especial por los gringos para tratar asuntos institucionales de la agenda bilateral, aprovechó el escenario del Palacio Nacional, junto al presidente Luis Abinader y el canciller Roberto Álvarez, para calificar a los haitianos y sus descendientes como grupo vulnerable y reclamar protección para ellos.
Palabras que han provocado la indignación colectiva ya que, y a diferencia de las grandes potencias, República Dominicana ha sido el mejor amigo y el mejor vecino que ha tenido Haití, cuyo respaldo y asistencia va mas allá hasta de lo razonable y donde, si no están en condición de ilegalidad, sus nacionales nunca han tenido problemas.
Afortunadamente el gobierno no se ha tragado el caramelo envenenado y la respuesta de la actual administración ha sido la de insistir en acciones más fuertes para Haití y enfatizar que en el país no se aceptarán asentamientos de refugiados. También que la Dirección General de Migración fortalecerá los operativos de interdicción contra los extranjeros ilegales.
Pero además, con qué calidad moral EUA pretende enmendarnos la plana, cuando aun están frescas las dantescas imágenes de hace un año con los agentes fronterizos en Texas, a caballo y azotando con látigos a haitianos indocumentados que trataban de ingresar a su territorio.