Abel
El empuje de sus aspiraciones y la presencia del grueso de la iconografía dirigencial del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) alrededor de Abel Martínez Durán, era como la historia de una victoria anunciada.
El también alcalde de Santiago de los Caballeros venció de manera contundente a cuatro de sus compañeros (Francisco Domínguez Brito, Margarita Cedeño, Maritza Hernández y Karen Ricardo) con quienes compitió en un certamen para seleccionar la candidatura presidencial, pero que, y por incongruencias con la legislación vigente, tuvo que ser disfrazado bajo el nombre de “consulta ciudadana”. Lo cierto es que, bajo modalidad de padrón semicerrado, de una forma ordenada, democrática y cívica, el PLD logró salir airoso del compromiso que de alguna manera constituyó una especie de ejercicio reivindicativo a su pasada experiencia de escogencia, en octubre del 2019, la que, bajo acusaciones de fraude y manipulación cibernética a favor de Gonzalo Castillo por parte de Leonel Fernández, desencadenó la división que creó la Fuerza del Pueblo (FP). Con el triunfo de Martínez Duran, expresidente de la Cámara de Diputados, y a quien no se le puede señalar como funcionario de las pasadas administraciones peledeístas, el partido morado, actualmente contra las cuerdas por las acusaciones de supuestos actos de corrupción a algunas de sus figuras allegadas, se unifica y toma un oportuno respiro. La democracia se fortalece con lo acontecido y la escogencia de Abel clarifica el panorama de los partidos mayoritarios de cara a las elecciones del 2024 que ya oficiosamente tiene a Luis Abinader por el Partido Revolucionario Moderno y a Leonel Fernández por la FP.