Los padres de la Patria
En la mayoría de los países del mundo existe un Padre de la Patria: el principal protagonista de la gesta emancipadora. En nuestro caso, tenemos una triada de Padres de la Patria, siendo una de las muy pocas naciones en la que se presenta esta dicotomía.
En 1893, el arzobispo Meriño propone erigir una estatua de Duarte. Pero el legislador Juan Francisco Sánchez, hijo de Sánchez, esgrimió que su papá era el verdadero Padre de la Patria, incluso logrando que el gobierno de Ulises Heureaux (Lilís), de quien era partidario, prohibiera la instalación de la referida efigie.
Ante esta polémica, el presidente Lilís propuso, que en vez de tener sólo a Duarte como Padre de la Patria, esa condición debería extenderse a Sánchez y Mella, formando así una triada.
El 11 de abril de 1894, el Congreso Nacional dictó la Resolución número 3392, que disponía construir un monumento alegórico a Duarte, Sánchez y Mella en la Plaza Independencia, vaciado en bronce que simbolizara la Independencia Nacional y en el mismo se grabarían los nombres de los esclarecidos próceres.
Esto generó protestas por el atropello que significaba contra la memoria de Duarte y se empezó a desacreditar a Sánchez y Mella con argumentos sobre sus acciones, por lo que Lilís expresó la famosa frase “no me muevan el altar, porque se me caen los santos”. En la tiranía de Rafael Leónidas Trujillo, la triada se convirtió en cuatríada al autoproclamarse como “Padre de la Patria Nueva”, colocándose sus fotos al lado de los retratos de Duarte y en sitios de mayor preferencia que los de Sánchez y de Mella, permaneciendo la nación con cuatro Padres de la Patria hasta el ajusticiamiento del sátrapa.
En 1969 se suscita una polémica pública por la triada, entre Juan Isidro Jimenes Grullón por un lado y Carlos Sánchez y Sánchez y Ramón Lugo Lovatón, por el otro.
Jimenes Grullón abogaba por la desaparición de los tres Padres de la Patria, al considerar a dicha tríada un “mito con raíces espurias” y en un artículo titulado “La traición a la Patria en nuestra historia” en la Revista Ahora (28 de abril de 1969), sostenía que eran “traidores a la Patria” los que firmaron la resolución del 8 de marzo de 1844, “empezando por Bobadilla y Sánchez”, los que se matricularon con Segovia, “como Sánchez”, y los que solicitaron el protectorado español, “como Mella”.
Aunque se esbozaron estos alegatos contra Sánchez y Mella, hubo una debate histórico en que tomaron posturas prácticamente todos los historiadores del momento, los cuales expresaron su parecer sobre quienes debían ser los Padres de la Patria: Rodríguez Demorizi y Peña Batlle sostuvieron que debían ser Duarte y Santana; Alcides García Lluberes que fueran: Duarte, Bobadilla y Santana; mientras Jimenes Grullón se decantaba por Duarte y Luperón. Años más tarde, el historiador Juan Daniel Balcácer, hoy presidente de la Academia Dominicana de la Historia, sostenía que la triada debía ser: Duarte, Juan Isidro Pérez y Pedro Alejandro Pina.
La triada se ha mantenido por 128 años. La sociedad dominicana ha reconocido a Duarte.
Sánchez y Mella como sus Padres de la Patria. Este es un hecho ineludible. Pero nada quita que se venere, a otro nivel, la proceridad de todos aquellos que han jugado un papel trascendental en erigir nuestra República Dominicana. Loor a nuestros héroes.