Opinión

Ideas cristianas de un pagano

“ El hombre es una pobre criatura inerme y, sin embargo, cada vez es más soberbio y está más orgulloso de sí y prescinde más de todo apoyo (en particular el de Dios) y se siente más autónomo. Pero cuando todo se hunde alrededor de uno, cuando se advierte la soledad en que se vive, cuando se percibe la inmensa inanidad de la existencia, entonces ¿a quién se va a volver los ojos? ¿A Carlos Marx? ¿Al presidente del Sindicato de la madera? ¿Al doctor Marañón? ¿Al obispo de Canterbury? ¿Al director de Izvestia?

Si el creyente es un farsante, el ateo lo es muchísimo más. El creyente es capaz de decir ‘yo creo’ dirigiéndose solo a su propia conciencia. Pero cuando el ateo dice ‘yo no creo’ se dirige siempre a un público.

La humanidad le ha vuelto la espalda a Dios y, desde entonces, anda más desquiciada que nunca. Uno no acusa a la humanidad de haber dejado de darse golpes de pecho, ni de haber olvidado el agua bendita o el ir a misa o el rezar ante un Cristo... De lo que uno acusa a la humanidad es de haber abjurado de todas sus cualidades espirituales”. Enrique Jardiel Poncela en “La ‘tournee de Dios”.

El fino humorista español le da la razón al salmista David, quien dice en el Salmo 42: “Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, así clama por ti, oh Dios, el alma mía. Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo”.

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