Opinión

Carrusel de horror, odio y...Mantequilla

Hace tiempo que se instalan en los pueblos esas ferias de atracciones infantiles en las que, predominan el carrusel, los caballitos, para dar vueltas y vueltas, estrella giratoria y otros artilugios, para el disfrute de niños y adultos.

Allí se viven momentos de emoción y, por qué no, a veces también de temor, porque no todo el mundo maneja igual los giros y las alturas y la estrella, nos lleva a una altura de vértigo que no todos soportan.

Aun los que pasan su susto, con frecuencia vuelven a ellos en la siguiente temporada, como la vida misma que repite sin cesar experiencias buenas y malas, con reacciones muy similares y sus matices.

Este domingo el distrito de Estero Hondo, se despertó horrorizado, con la muerte de tres personas, el hacendado Juan José Soto Corniel, Arelis Maritza Ovalle y Gilberto Basilio Toribio, degollados presuntamente por un trabajador haitiano, que tenía apenas 15 días trabajando allí.

El horrendo crimen nos remite a episodios similares, hace 13 años dos alemanes, Kart Anthony Johannes Plaumann y Sabine Hermine Bunhove que vivían en Tiburcio, cerca de Rancho Manuel, muertos y arrojados a una cisterna por su empleado haitiano que nunca apareció.

Del horror se pasa entonces a reacciones primarias, el odio, la ira, que se desata ante hechos por los que no se encuentra explicación, la quema de casas de otros haitianos, un hecho censurable, que debemos rechazar con igual fuerza que el crimen horrendo que lo precede.

No voy a atribuir esos hechos a la mentada, “siembra de odio”, que algunos ven. El hecho que, reitero, rechazo de forma enfática, no es más que el resultado de la ira colectiva que se desata ante situaciones de horror.

En Estados Unidos ante la muerte de jóvenes negros se han desatado protestas que terminan en destrucción y saqueos de negocios, sus dueños, tampoco tienen la culpa de los abusos de policías blancos, primarias e irreflexivas reacciones que siempre hay que condenar y que deberían tener consecuencias.

Como para no olvidar que el mundo gira, siempre y de forma inevitable sobre sí mismo, hace unos días el país vive un episodio similar al de otras épocas, un genio de las finanzas surgido de las entrañas mismas del pueblo, Wilkin García, alias Mantequilla, da “cátedras”, de finanzas a economistas y al mismo superintendente de Bancos.

Afirma “que ha nacido el nuevo Albert Einsten”, en la República Dominicana, alguien debió decirle, que más que a las fórmulas de Einstein, la suya, genial y brillante, sin dudas, es más próxima a la del Rey Midas, que todo lo que tocaba lo convertía en oro, lo mismo que duplicar una fortuna en 30 días.

Hace unos días José Gilberto Brugal y Mabel Mejía de Brugal, de Puerto Plata, iniciaban un proceso legal contra Opinio Álvarez Bisonó en cuyas manos pusieron 20 millones de pesos y 200 mil dólares, pagaba un buen interés, hasta un día.

Nadie duda que, con Mantequilla y similares, se va directo al matadero del engaño. Dramas que se repiten una y otra vez.

El carrusel de la vida girando sobre sí mismo, repitiendo el horror, la ira, el engaño, como para no olvidar a Discépolo y su Cambalache cuando dice; “Vivimos revolcaos en un merengue, y en un mismo lodo, todos manoseaos”.

Al menos el episodio del horror tiene hoy al responsable identificado.

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