Corrupción decepcionante
Desde la instauración del sistema democrático en el país a partir de la caída de la dictadura, la corrupción ha experimentado una especie de malversación democrática de los recursos del Estado. Con el constante latrocinio del erario y el abandono de los intereses nacionales en detrimento de la salvaguarda del patrimonio nacional, la traición de los innegociables valores cívicos de identidad y soberanía; la corrupción ha obstaculizado la contabilización transparente en las arcas del tesoro nacional en la venta de recursos naturales y empresas estatales con la consecuente caída del valor de nuestra moneda y su progresiva devaluación. El descrédito de las ejecutorias de muchos líderes políticos, grupos mediáticos e instituciones del Estado, ha provocado la desconfianza en sus ejecutorias, dejando como único medio de subsistencia “la denuncia” de las evidencias del dolo acumuladas en el tiempo, por ciertos grupos que han ostentado el poder. Los hechos reñidos con las normas legales y morales de la compartida estrategia administrativa pública y privada, exigen un cambio de actitud y responsabilidad social en la transparencia de los recursos públicos, para no perder lo más preciado de un país como lo es su identidad y soberanía económica, sustentadora de la autodeterminación de decidir el futuro como nación.