Opinión

La perversidad preocupada

Germán MartínezSanto Domingo

Mientras los obispos de la Iglesia Católica, en La Vega primero y luego en Higüey se refieren con aplausos a la respuesta del gobierno tras el paso del huracán por algunas provincias del país la perversidad política quiere negar esa gran verdad.

Mientras una gran parte del mundo y del país clama por una solución, la intervención es la única digo yo, para el problema haitiano, la perversidad política quisiera que se desataran las furias del averno y el gobierno se viera en la necesidad de enfrentar a los habitantes del vecino país en una estampida para el nuestro.

Debe ser desesperación ante el desempeño político jamás esperado de un hombre que llegó al poder en medio de una pandemia, luego una guerra, las arcas del estado vacías, la corrupción administrativa más grande de la historia, y además el grave problema Haitiano y ahora una tormenta, así las cosas Luis Abinader se ha crecido, y ahora la perversidad política no tiene más que mucho dinero, las redes y el preocupante asombro que les crea un país decidido a no mirar pa’tras ni para coger impulsos.

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