Opinión

Luis y Haití

Como si no fuese suficiente con los efectos sanitarios y económicos del Covid-19 y ahora los de la conflagración de Rusia y Ucrania, al presidente Luis Abinader también le ha tocado lidiar con una ya difícil y compleja situación haitiana, exacerbada en estos momentos por una crisis social, política y de inseguridad.

Como una “guerra civil de baja intensidad” la definió correctamente el mandatario dominicano durante su intervención hace unos días ante el Consejo de la Organización de Estados Americanos (OEA), haciendo referencia a las confrontaciones entre grupos políticos y militares, generalmente propias de países tercermundistas pero con implicaciones para la seguridad regional y global.

Abinader, quien durante una apretada agenda la semana pasada en los Estados Unidos de Norteamérica (EUA), tocó el tema ante la vicepresidenta de esa nación, Kamala Harris, y previamente con la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, sostiene que la grave situación de Haití no puede esperar más y que la comunidad internacional debe de actuar de inmediato. Una postura valiente, responsable y reiterada de Luis Abinader que lamentablemente contrasta con las de tipo enunciativas y cosméticas que han asumido y siguen asumiendo los países y las organizaciones multilaterales llamadas a ejecutar acciones concretas que auxilien a la atribulada nación, hoy al borde del colapso. Mientras, el presidente dominicano, quien en unas horas estará de nuevo en EUA participando de la Asamblea General de las Naciones Unidas, hace lo que tiene que hacer utilizando los escenarios para llamar la atención y presionar ante un problema que nos afecta y que requiere de solución urgente.

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