Prueba de la página en blanco
Esta prueba consiste en presentar una hoja blanca y preguntar qué es lo que se observa, a lo que sin duda se responderá que se trata de una hoja en blanco; acto seguido, derramar un poco de tinta en medio de la hoja y preguntar de nuevo lo que se ve en ese momento, y la respuesta no puede ser otra, que la de una mancha.
Esta forma de observar una simple hoja de papel es por igual lo que sucede con nuestras vidas en el fragor de la realidad que nos circunda, ya que, podremos haber actuado durante todo el tiempo con una conducta a toda prueba, pero si cometemos un solo dislate nadie recordará las buenas obras, solo verán la falta cometida, igual que aquella hoja en blanco que la olvidarán para ver solo la mancha en ella.
Lo anterior, trae a la memoria lo que Alexis de Tocqueville (1850) narra en sus recuerdos, referido al cruce del pensamiento y la acción, la expresión humana, verbal y aún más escrita, que es una fase decisiva.
Nos dice, que es imposible ejercer autoridad sobre los hombres o dominar los acontecimientos si, primero, en el silencio de la meditación y en el esfuerzo solitario, no buscamos traducir en palabras nuestra experiencia, nuestra visión, nuestra voluntad. De este modo, cuántos errores o ilusiones se evitarían si sometiéramos todos nuestros pensamientos a la prueba de la página en blanco, de ahí, que lo que no afirmamos claramente, no ha sido fácilmente concebido.