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Como las monjitas de la Caridad

Salvo la devoción por las reinas del Caribe, o la respetuosa admiración por el caballero que es Albert Pujols, en pocos cosas estamos los dominicanos tan de acuerdo como en el no tocar la asignación presupuestaria del 4% del PIB a la educación no universitaria, salvo para aumentarla.

Es ese celo, más que justificado, lo que explica el rechazo mayoritario de la sociedad a la parte del proyecto de modificación al PGE del 2022 con el cual, el gobierno busca reducir más de cuatro mil millones de pesos a la asignación del MINERD para transferirlos a otras instituciones.

Los argumentos que presenta el gobierno tienen lógica financiera/contable, (leer declaraciones del ministro de Hacienda) pero no tienen legalidad según el art. 63/10 sobre el Derecho a la Educación de la CRD, como tampoco tienen legitimidad ante un país al que todos los partidos que gobierno han sido le han partido el corazón, expresado esto en el refranero popular: “Una cosa es con guitarra y otra cosa es con violín”. Y claro que hablo de ese feo espectáculo que vemos todos los días, en donde un político/funcionario justifica hoy lo que con ardor adolescente criticaba en indignadas y coloridas marchas, y en patrióticas plazas; mientras, en el otro escenario, un opositor sin prurito moral ni vergüenza, critica con vehemencia lo mismo que durante años justificó.

El 4% E no puede tocarse, porque las grandes reivindicaciones que unifican a los pueblos son intocables.

El problema de nuestra educación no ha sido el 4% E, que deberíamos ir pensando en aumentar, sino el que nuestros gobiernos a la hora de invertir en todo lo que a corto plazo les rinde frutos electorales, (construcciones y compras, por ejemplo), son ágiles y “manosuelta”, pero a la hora de enfrentar a un sindicato de docentes que ellos mismos han politizado hasta la indignación, huyen, ceden, barajan, “marean”, hacen mutis por el foro.

Todo esto se va agravando, porque hace mil años se sabe que -en lo fundamental- la calidad de la educación no universitaria depende de la calidad/ capacidad/ dedicación del maestro y del modelo educativo que se aplique, y que ya existe en el MINERD.

Como ocurre con las monjitas de la Caridad o con lo ajeno, el 4% la asignación del PIB a la educación no universitaria no se toca, y qué bueno que el Gobierno lo ha entendido.

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