10 años después

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Ruddy L. GonzálezSanto Domingo

En 1997 se votó la nueva Ley de Educación, que planteaba programas tendentes a reformar el sistema educativo nacional, incluyendo un presupuesto anual del 4% del Producto Interno Bruto (PIB).

Leonel Fernández (1996-2000) promulgó la Ley pero no se preocupó por ponerla en ejecución. Hipólito Mejía (2000-2004) ni se enteró que existía. Leonel volvió (2004-2012) y fue peor, pues dijo que la Educación dominicana no era dinero lo que necesitaba, aunque a la alicaída educación no le cabía un renglón más lejano en el ranking de deficiencias entre las naciones del continente y el mundo. Como en el último Gobierno de Fernández grupos de la sociedad civil, aupados por medios de comunicación y la oposición política del momento, montaron la feroz campaña de las ‘sombrillas amarillas’, de manera populista y buscando votos de la sociedad civil, Danilo Medina prometió que si ganaba aplicaría el 4%, y lo hizo. Ese dineral alimentó el apetito de los depredadores de los dineros públicos que convirtieron Educación en una Institución de negocios, un botín al que han llegado más de un billón de pesos en 10 años. Una institución que en vez de impulsar una educación de calidad, con maestros profesionales, alumnos bien formados, escuelas y aulas a la altura de las necesidades, ha navegado en un mar de escándalos y corrupción –desde la compra de solares, construcción de escuelas, contratación de maestros, desayuno escolar, útiles, mochilas, tabletas y hasta textos digitales- sin que haya consecuencias, hasta el momento. A Educación, cual Cenicienta del Estado, ahora le ‘sobran’ 2,400 millones de pesos que traspasan a otras instituciones públicas.

!Valgame Dios!

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