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El papel de la oposición

Muchas de las personas que hacen de la política su oficio, piensan que ella implica un accionar que necesariamente empuja a la falsedad, la hipocresía, las zancadillas, en fin, una renuncia a la bondad, al sentido de moral, de justicia, de equidad, y hasta de lo ético. Así, enfocan desde una perspectiva utilitarista todo lo concerniente a su permanencia en el poder o a la pretensión de accederlo.

Tal actitud supone, muchas veces, afirmar que lo bueno es malo, y hasta la mezquindad de desconocer los éxitos en litorales ajenos.

Bajo el influjo de semejante proceder, si alguien dijera, por ejemplo, que en los primeros siete meses de este año la economía ha crecido en 5.5%, aunque es cierto, corre el riesgo de ser desmentido, y más aún, de ser calificado como bocina del gobierno. Nuestra opinión es que nadie que recurra al descrédito o juegue a la negación de los logros ajenos merece el favor de los electores, ni para alcanzar el poder ni para retenerlo.

Dicho lo anterior, quisiera felicitar al gobierno, por una serie de logros suyos que destaca un informe de la División de Inversiones del Bank of America, al establecer la eficacia con la que ha enfrentado la compleja crisis de inflación mundial. El informe indica que el PIB está creciendo mucho más rápido de lo esperado, resaltando las grandes reservas de efectivo que mantiene el Estado Dominicano. También, que el turismo ha representado un tercio del crecimiento del PIB.

¿Significa lo anterior que en el gobierno del presidente Luis Abinader nada anda mal y que es perfecto? En modo alguno. Ni mucho menos podemos pedir a la oposición que no destaque lo que no esté bien hecho por el gobierno. La oposición juega un papel esencial para el buen funcionamiento de la democracia, siempre que escoja el camino de la responsabilidad para llenar su cometido.

Nadie puede pedirle a la oposición que distraiga su atención de lo que estima perjudicial para el país, que haga propuestas que contribuyan a su solución o, por qué no, para alcanzar determinados objetivos que crea sanos y positivos. Tal petición sería desconocer el juego de la democracia y la dinámica de la política. De ello se colige que el papel de una oposición seria tampoco es, entonces, negar la verdad que ya existe; más bien, su función es completarla.

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