El profeta Isaías
Cuando fue llamado al ministerio profético, Isaías respondió con entusiasmo, aun cuando sabía que no tendría mucho éxito, que su trabajo habría de ser estéril. Se le advirtió que muchos no responderían a su predicación. Pero nada de esto lo desalentó. Esperaba en el Señor que el reino caído de su pueblo resurgiría renovado bajo el reinado del mismo Dios. Precisamente, por sus pasajes mesiánicos es el profeta mejor conocido. Así narra su llamado: “Después oí la voz del Señor, que decía: ‘¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros? Entonces respondí yo: ’Heme aquí, envíame a mí. Y dijo: ‘Anda, y di a este puebloÖ” (Isaías 6:8-9). Desde el principio, Isaías arremetió contra el reino del sur, Judá. Condenó el ritualismo vacío de aquel tiempo y la idolatría que practicaban los judíos. Predijo la llegada de la cautividad de los judíos en Babilonia a causa de la adoración de los ídolos y expuso con vehemencia otras advertencias.