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El anzuelo de Trump

El Departamento de Justicia reveló que no presentará sometimiento judicial contra el expresidente Donald Trump “hasta después de las elecciones” de noviembre para no influenciar el proceso. Eso sugiere que hasta ahora el gobierno carece de evidencias para incriminar a Trump en actos que sean claramente demostrables.

Ahora buscan convencer a la juez federal Aileen M. Cannon, nominada por Trump, de no designar un inspector independiente, como pide el exgobernante, para revisar los documentos. Cannon dijo hace poco que estaría de acuerdo con designar a un inspector independiente que clasifique los documentos y la peligrosidad que envuelven.

Parece que el Departamento de Justicia se tragó un anzuelo que Trump le tiró, con papeles como carnada. El gobierno tiene más de un año reclamando los documentos. Trump los ha desafiado; claramente los ha provocado.

Es de suponer, además, que Trump sabía exactamente cuáles papeles tenía. Si dejó que los encontraran, es porque ninguno lo incriminará, porque él sabía que lo allanarían.

Hasta ahora el caso se basa en que Trump tendría en su propiedad documentos que comprometen o podrían comprometer la seguridad nacional, pero son documentos secretos. El gobierno tendrá que demostrar el daño causado. “Que se pudo haber causado” no es un buen motivo para enjuiciar a un expresidente.

El escándalo de Watergate, que forzó a Richard Nixon a renunciar de la presidencia, terminó el día que el nuevo presidente, Gerald Ford, decidió perdonar a Nixon.

El país aceptó la decisión, por entender que enjuiciar al expresidente le haría más daño que bien a la nación. Si no se le demuestra a Trump una falta muy grave con pruebas irrefutables, será difícil enjuiciarlo.

Mientras avanza la telenovela, el “culebrón”, como le llaman los cubanos, Trump va ganando. Tiene más presencia y tiempo en los periódicos y la televisión que el presidente Joe Biden. Si no logran “ponerle las esposas”, quedará claro para mucha gente que todo era una “persecución política”.

Trump le puso un gancho al Departamento de Justicia y ellos, afanados por atraparlo, se lanzaron sin leer la leyenda: “entra si quieres y sal si puedes”.

Y hasta ahora no parecen encontrar una salida honorable.

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