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Premio Ramón de Luna

Me resultó sumamente placentero y honroso haber recibido este miércoles pasado la primera entrega del Premio Ramón de Luna de parte de la Sociedad de la Palabra Multimedia que preside el Arzobispo Emérito de Santiago, su Eminencia Reverendísima Monseñor Ramón Benito de la Rosa y Carpio, asistido por Lenny Tejada Betancourt, Director Ejecutivo de la Sociedad. La Sociedad de la Palabra Multimedia está celebrando su décimo aniversario de fundada y el Premio Ramón de Luna honra “a la comunicación en valores”. El acto se realizó en los salones del CODIA en Santiago.

Ramón de Luna ha desarrollado una cadena profesional en el mundo de las noticias y la narración deportiva, especialmente en la radio y la televisión. Con mucha razón se le llama “ la voz de oro “ de la comunicación electrónica en nuestro país. Compartí con Ramón la transmisión, desde diferentes ciudades de Cuba, de la participación del equipo dominicano de béisbol que fue a competir en la vigesimoprimera serie mundial de beisbol de aficionados que se desarrolló en el año 1973.

Ramón fue contratado por Bernardo Bergés Peña, publicista, como narrador y yo fui contratado como productor y director de las transmisiones. Quedó para la historia que en Santiago de Cuba, mientras caminábamos por el parque se acercó un señor cubano y le dijo: usted tiene que ser Ramón de Luna, y Ramón contesto sí, soy yo, el cubano le dijo: lo reconocí por la voz porque muchas veces lo he escuchado en su noticiero.

En mis palabras de agradecimiento me referí a lo que significa la base de la razón por la que se otorga este Premio, que es a la comunicación en valores, algo totalmente diferente a los altos grados de vulgaridad con los que nos enfrentamos todos los días al escuchar y ver diversos programas de radio y televisión. Me dio mucha complacencia, que tanto Ramón de Luna como yo, hemos sido recipientes de la más alta condecoración que otorga el estado dominicano a sus ciudadanos merecedores: la orden de Duarte, Sánchez y Mella.

No me alcanzan las palabras para agradecer a mi viejo y querido amigo Monseñor Ramón Benito de la Rosa y Carpio por el papel que haya jugado junto a los demás miembros del Comité Seleccionador para elegirme a mí en mi condición profesional y personal como el primer recipiente de este gran Premio Ramón de Luna.

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