Vincente Carafa (1645 – 1649)
Era noble, alumno del colegio de Nápoles. Carafa asesoró una Congregación Mariana de nobles. Ocupó cargos relevantes. Publicó varios libros devotos traducidos a diversos idiomas. Reunida la VIII Congregación General para elegir al sucesor de Vitelleschi, el Papa Inocencio X (1644 – 1655) mandó que se leyera ante todos los congregados una carta en la que llamaba la atención de la Compañía sobre 18 puntos. El Papa pedía respuesta antes de que eligieran al próximo superior general. Inocencio X respondía a críticas contra el gobierno de la Compañía por ser exageradamente centralizado y estancado; por ejemplo, los generalatos de Aquaviva y Vitelleschi cubrían ¡65 años! Vitelleschi no había sentido la necesidad de reunir ninguna Congregación General. Los jesuitas pidieron a Inocencio X les permitiera proceder según sus constituciones, pero el Papa persistió en su exigencia. A los jesuitas les tomó un mes preparar su respuesta. Inocencio X respondió con el breve “Prospero felicique statu” del 1 de enero de 1646 en el que establecía que la Compañía tenía que reunirse en Congregación General cada nueve años y en ella volver a elegir a todos los asistentes del superior general. Nadie sería superior por más de tres años, excepto los maestros de novicios. El superior cesante no podía ser nombrado de nuevo superior hasta después de año y medio. Según Astrain, Carafa fue elegido por 53 de 88 votos. Tres medidas de la VIII Congregación General les toman el pulso a los jesuitas de entonces: se prohibió definitivamente que los hermanos usaran el bonete clerical. Carafa se curó en salud y le pidió personalmente al Papa que ratificara el decreto. Se pidió que se delatara a todo jesuita que se involucrase en asuntos seculares. Y ante la avalancha de vocaciones a la Compañía, se exigió que toda provincia jesuítica estableciera un límite al número de candidatos que podían ser admitidos cada año. ¡Carafa llegó a prohibir temporalmente en julio de 1646 admitir más candidatos a la Compañía! Sus tres años de generalato fueron intensos. Ya en ese momento la Compañía era acusada con mentira y peleaba de verdad con algunos obispos: Palafox (México) y De Cárdenas (Paraguay). Varios misioneros jesuitas murieron mártires en Canadá. Carafa participó personalmente en la distribución de alimentos a gente pobre que el Papa encargó a la Compañía. Se agotó. Murió en junio de 1649. Es Siervo de Dios.