Reflexión familiar
Las familias que han educado a sus hijos con dignidad y honradez sienten frustración de cara a un sistema político y social, sumido en las violaciones a la ley, los atracos, el soborno, el chantaje, la irreverencia a los principios; en una democracia donde la compra de conciencia de los ciudadanos, con el erario producto del sacrificio tributario que todos aportan, no contribuye a lograr el saneamiento y seguridad en una sociedad víctima de la corrupción. La falta de paradigmas de moralidad y el sectarismo político, obstaculizan la vía a nuevos líderes que puedan aportar mejores soluciones en el ejercicio de la transparencia de los recursos públicos del patrimonio de todos. Se hace imperante la vocación patriótica para sobrevivir a una invasión silente, adornada por la traición y la inversión de valores cívicos. Basta ya de reformas a la Constitución, obedeciendo a intereses políticos y no de las grandes mayorías del pueblo. Es necesario retomar los lazos de confianza para lograr nuevas fuerzas, con la esperanza en un liderazgo que nos guie por el camino de la institucionalidad. Duarte exclamó: “Trabajar por y para la patria es trabajar para nuestros hijos y para nosotros mismos”. Luchemos por la equidad de los dominicanos sin perder la fe en Dios, en la justicia de nuestra causa y en nuestros propios ideales.