Opinión

David Ortiz

David Ortiz, posiblemente el más carismático deportista de República Dominicana de todos los tiempos; el célebre Big Papi; el recién exaltado al Salón de la Fama de Cooperstown; el atleta designado por los Medias Rojas de Boston como embajador del equipo; el pelotero que a través de su fundación lleva a cabo tantas obras humanitarias en el país; el hombre que entristeció la nación cuando fue víctima de un atentado que puso en coma su vida; ese pelotero mimado por la fanaticada de Massachusetts y por los dominicanos; acaba de presentar el primer producto de la línea Papi Cannabis que está en venta desde el pasado mes de julio en la zona de Massachusetts, EE.UU. Este hecho, que ha creado un tremendo ruido en nuestro país, ha sido el centro de muchos debates entre comentaristas, periodistas y en círculos familiares. Unos lo han ponderado favorablemente y otros han cuestionado su decisión.

La conducta de los ídolos siempre generan reacciones.

Aunque este producto se mercadea en un territorio donde no es ilegal el consumo de marihuana, nosotros creemos que el solo hecho de que su nombre sea el centro de una controversia en ese sentido, ya representa una merma para su bien ganada fama y su reputación personal, porque en realidad el consumo de esta planta, según el criterio de muchos neurólogos, puede crear adicción y el testimonio que él ofreció en el lanzamiento del producto plantea que fumar marihuana es placentero y ha sido de provecho para su salud. No tenemos la capacidad profesional para cuestionar las bondades de la marihuana en algunos tratamientos de salud, pero he escuchado a médicos neurólogos decir que en esos procesos la parte adictiva de la planta se excluye.

Es decir, que no es tan inocuo el consumo de la misma. Además, de ser así, en todo el mundo estaría despenalizado su consumo.

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