La auténtica delicia
El hombre justo se rige por la palabra de Dios como regla de sus acciones, y fuente de su consuelo. Medita en la palabra de Dios, que permanece para siempre, sin interrupción. Por eso es como un árbol fértil y útil plantado a orillas de un río, y su hoja es perenne.
Da su fruto a su tiempo, y su hoja no cae, y todo lo que hace le saldrá bien. Todas las cosas que aquel árbol produjere, sus hojas y frutos, esto es, palabras y hechos, florecerán.
El Salmo 1 dice: “Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, ni estuvo en camino de pecadores, ni en silla de escarnecedores se ha sentado; sino que en la ley de Jehová está su delicia, y en su ley medita de día y de noche. Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, que da su fruto en su tiempo, y su hoja no cae; y todo lo que hace, prosperará...”.