Opinión

Entregad a los médicos a tasa cero los centros de atención primaria

Los servicios de salud nacionales no logran superar su calidad de fuente de ingobernabilidad. Una que en la epidemia del SARS-Cov-2 y sus mutaciones encontró nutrientes, igual que en la otra epidemia de corrupción que redirigió los fondos del Ministerio de Salud Pública hacia construcciones y remodelaciones hospitalarias de cuya pésima calidad hoy dan cuenta las protestas del Colegio Médico Dominicano (CMD).

Muchas de las tradicionales falencias incrementaron como nunca se hizo queriendo arraigarse, echando atrás el trechito recorrido y los débiles avances de los últimos años.

En respuesta, los médicos amenazan con marchar hacia el Palacio Nacional cuando el Banco Central avisa que la recesión nacional empieza a ceder —¡gracias, Dios!— y el FMI incluye al país entre las tres economías regionales que más crecerán en 2022: Colombia (5.4%); Panamá (6.3%) y RD (5.0%).

Positivo pronóstico, pese a que los ingresos nacionales descienden por la baja en los precios internacionales del caffea arábica, oro, níquel, cacao, entre otros. En tal entorno, el gobierno adquiere bienes por -18.6% entre enero-mayo 2022, según la DGII, El Ministerio de Hacienda y la Oficina Nacional de Estadísticas, apretándose el cinturón.

En esta coyuntura, los enfoques metódicos desentrañan acciones con resultados previsibles más duraderos y rentables, por su propia calidad.

Porque incrementar el Gasto Público en Salud para articular la estrategia de la Atención Primaria llevaría a la incertidumbre tradicional.

En su lugar, procede lo perdurable: privatizar los centros de primer nivel de atención. Se trata de una privatización inversa: desde abajo hacia arriba. Y a favor exclusivamente de los médicos de clases baja y media baja.

Tal decisión impactaría positivamente sobre el desarrollo sectorial, calidad y accesibilidad de la atención médica nacional. El CMD, ¿lo ha ponderado tranquilamente, evitando el sesgo conceptual izquierdistoide?

La presencia de actores cercanos al pasado gobierno en el anuncio de marcha hacia Palacio Nacional, ¿es un mensaje de la pasada gestión?

Satisfaría que no lo fuera. Sin embargo, el CMD no debe dejarse instrumentalizar. Ir a lo suyo: enfocarse en potenciar las oportunidades que actualmente pueden beneficiar más a sus colegiados y, entre estos, a los deseosos de y dispuestos a mejorar la salud de la gente.

El momento es propicio: la ocupación regresa a niveles del primer trimestre del 2020, igual el dinero en poder del público (M2 y M3); el ingreso de divisas crece 26.25% respecto al 2020. La pobreza —sin embargo— resiste, obstinada. Del 2019 al 2021 redujo menos de medio punto porcentual (0.49%), según Hacienda y la ONE.

Entonces, ¡hay pobres que curar!

Y para esta misión, ¿quiénes mejor que los médicos necesitados y deseosos de prosperar trabajando?

El gobierno les podría financiar, a tasa cero, la instalación de sus centros de atención primaria, en las comunidades con mayor índice de pobreza general y monetaria: alquileres, equipos, insumos, empleados…

Atenderían pacientes que nunca van a las clínicas; cuya atención en estas unidades descongestionaría los hospitales siendo, para ellos, una bendición por la cercanía y familiaridad. Y, para los médicos y por el pago garantizado por SeNaSa y el SDSS, oportunidad de ejercicio, desarrollo y bienestar.

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