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El eslabón más débil

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Fabiola M. HerreraSanto Domingo

En la medida en que nos adentramos en el mundo digital, por ejemplo, cuando dependemos de nuestros celulares para llamar a alguien pues no recordamos los números de teléfono de nuestra familia, se hace necesario que hagamos una migración digital o, si somos nativos digitales, que cobremos conciencia de que vivimos en dos realidades simultáneas: la real y la digital.

En estas dos realidades que vivimos, hay peligros que acechan y nos afectan de manera distinta: si en el mundo real nos pueden robar la cartera, un televisor, un carro, en el virtual igual nos pueden robar la identidad, el dinero de nuestra cuenta de ahorros o los datos confidenciales que guardamos en nuestro computador.

Por lo tanto, si en el mundo real ponemos alarmas y candados, en el mundo digital debemos utilizar armas similares: contraseñas, pins, biometría. El problema que se presenta con esto es que, si bien todos sabemos poner un candado o activar la alarma del carro, se nos hace difícil recordar una contraseña que pusimos hace cinco minutos o un pin de 4 dígitos con el que codificamos nuestra tarjeta de débito.

Por lo anterior, y por no complicarnos, usamos contraseñas universales: 12345678... asdfgh... 270722...(números en orden ascendente, las letras en el teclado de izquierda a derecha, fecha de nacimiento, etc.) y otras más carentes de fortaleza y totalmente descifrables por cualquier hacker amateur a quien doblamos en edad. Por las razones que sea, nos estamos convirtiendo en el eslabón más débil de la cadena, y en potenciales víctimas de ataques digitales cuyas secuelas son más desagradables que las de los ataques físicos. Empecemos, pues, por proteger nuestras cuentas y dispositivos con contraseñas fuertes, elijamos nuestros pins con inteligencia, y utilicemos biometría (huella digital, cara) siempre que sea posible. Como dijo Aldous Huxley, autor de Un Mundo Feliz: “La ciencia es peligrosa, tenemos que mantenerla cuidadosamente encadenada y amordazada”. Y yo agrego: sólo para los que le temen, para los eslabones débiles.

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