Desahogo de un abuelo
La trayectoria de un hijo es difícil forjarla en la responsabilidad y en los principios morales. Cada día nos comprometemos a orientarlos hacia un futuro que podamos comprobar en la buena conducta como legado. En el caso de los nietos, su desarrollo sería difícil ver; pero en nuestro caso, ver tres nietos alcanzar su carrera profesional es más que una bendición, tomando en cuenta que la experiencia de la vida nos acerca a una despedida con la continuidad de su crecimiento. Las palabras que expreso como desahogo reflejan mi satisfacción frente a Alejandro, Víctor y Paulina, mis tres nietos que han alcanzado su profesionalidad: Llegó el turno de tomar sus decisiones, poner en práctica lo aprendido y buscar nuevas lecciones con su independencia; la oportunidad de demostrar su talento, y así, en el momento de abrir y cerrar los ojos, buscar dentro de ustedes lo que a través de los años quisimos enseñarles. Llegó la hora de recoger los frutos que en familia sembramos; el mundo no girará solo, ahora les toca empujarlo, tomando la dirección que dependerá hacia dónde quieren llevarlo. Pensamos que nuestro mayor tesoro y orgullo sale de aquella cuna y se enfrenta a lo desconocido; así, cuando abran su puerta, recuerden siempre quiénes son, de dónde vienen y qué quieren ser. Sean fieles a sus principios, defiéndanlos y abrácenlos respetando a los demás, siempre respetándose a si mismo. Recuerden que sus logros también serán los nuestros y su felicidad la compartiremos estando de cerca, como siempre hemos estado. Solo me resta decirles que en cada puerta que atraviesen, nuestras oraciones estarán con ustedes.