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La urgencia nacional: reacelerar los motores productivos

El desabastecimiento y carestía internacionales de insumos y materias primas han devenido factores obstructivos de la productividad, por doquier.

Al respecto, el BanCentral socializó estadísticas elocuentes: el Indicador Mensual de Actividad Económica (IMAE) inició el 2022 trastabillando, cayendo. Resacado por el crecimiento experimentado entre marzo-diciembre 2021, cuando las facilidades y medidas anti cíclicas lograron su resultado e impacto mayores. Con tanto dinero circulando, la producción y actividades económicas fueron por una mayor tajada del pastel. Los motores productivos emularon turbinas, disparando el IMAE, en promedio, hasta +13.23% (enero-diciembre, 2021).

Es difícil sostener tal grado de activismo y ahora, contados tres out (enero-mayo, 2022), cifró 5.6%, perdiendo 7.63 puntos porcentuales frente al promedio anual 2021. Ante este, fue -57.63% y, también, -10.04% respecto a enero-mayo, 2021 cuando promedió +15.64%.

No es un resultado nacionalmente exclusivo. Ese IMAE (+5.6%) iguala el reportado por la Secretaría Ejecutiva del Consejo Monetario Centroamericano para Centro América (enero-abril 2022).

Sugiere que ante la incertidumbre e incremento de factores desestabilizadores, agregados desde el 24 de febrero por la guerra ruso-ukraniana a la persistencia de la Covid-19, a los efectos de la guerra comercial USA-China y a los conflictos geopolíticos, empresas e inversionistas desaceleraron, decisión diferente a 2021 cuando, luego de saldar impuestos, se reimpulsaron tras la “nueva normalidad”. Ahora, cautelarmente, decidieron contener la marcha y congelar el dinero.

¿Es que en el mercado también la demanda redujo? ¿O todos están a una: ganar más con menos?

En tal entorno, el dinero flota y se impone recogerlo, como ha venido haciendo el BanCentral y su Junta Monetaria: absorbiéndolo mediante facilidades monetarias despachadas e incrementando las tasas de interés de política monetaria y depósitos overnight.

Tal situación puede advertir sobre un bajo crecimiento anual y riesgos recesivos, de los cuales estamos cubiertos —hasta ahora— por el aumento del empleo en USA y aquí: según la Tesorería de la Seguridad Social, en enero-marzo, 2022 aumentó +11.37%, en tanto el salario promedio creció +9.2%.

Estos datos alertan al funcionariado sobre la necesidad de políticas fomentistas, orientadas a revertir la situación, inspirando a producir.

Hay que reimpulsar los motores productivos pues las capacidades y oportunidades nacionales son tangibles y persisten. Lo del IMAE no afectó el turismo: entre enero-junio 2022 atrajimos +1.65 millones de turistas que en iguales meses del 2021. Entonces nos visitaron 1.9 millones. En el primer semestre del 2022 llegaron 3.55 millones: +87% que en igual lapso del año anterior.

Tal fortaleza también la apuntalan unas reservas internacionales brutas de US$14,249 millones actualmente; casi el duplo de su resultado del 2018 y +32.5% que los $10,752 millones del 2020.

También la apreciación monetaria: entre diciembre, 2021 y mayo, 2022 el peso se apreció +4%, superado regionalmente sólo por Perú, Uruguay y Brasil.

El BanCentral comunica esta información “en interés de mantener debidamente edificados a los agentes económicos y al público en general y como parte de su compromiso con la transparencia y la divulgación oportuna de datos”. La reducción del IMAE fue impulsada por el resultado negativo (-17.6%) en la explotación de minas y canteras. He ahí un sector a reactivar.

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