La fe y la seguridad
Da a entender, que la fe es una certeza, una seguridad total y absoluta de que algo se va a realizar apoyándose en el poder de Dios. Probablemente el criterio que prevalece sobre la seguridad va en orden a obtener un respaldo económico que permita mantener un ritmo de vida sin mayores contratiempos.
Desde esa perspectiva, encontramos que la seguridad tiene varias vertientes o se desarrolla en ámbitos distintos: económica, personal, profesional, ciudadana, social, individual, jurídica, vial, de salud y hasta en lo familiar; apreciando la seguridad como algo inherente al ser humano.
Sin embargo, no siempre la seguridad está presente por diversos motivos. De esta manera, hay quienes entienden que la merecen y otros que es insuficiente. No obstante, la seguridad puede ser externa cuando es alguien desde fuera que debe otorgarla, e interna cuando es cada uno, en particular que debe proporcionársela.
Desde el aspecto interno la seguridad depende de cómo cada persona haya buscado esa seguridad. Pero este concepto de la seguridad se desvirtúa desde el mismo momento en que alguien solo busca una seguridad económica descuidando otra más importante. Me refiero a la seguridad espiritual, que contraria a la económica da la paz, que se necesita para disfrutar la vida a plenitud y sin sobresaltos.
De modo, que descubrir esa seguridad es el inicio de un camino que lleva a la plenitud del tiempo real que se vive, en a la que se dan los primeros pasos para entender cuál es el plan que Dios tiene para cada uno, y quizás lo más importante, la seguridad espiritual, que aleja de todo afán de dominio y cualquier apego que tengamos.