Opinión

Los medios

Cuando apareció la radio, todo el mundo pensó que sería el final de la prensa escrita. Lo propio sucedió cuando llegó la televisión.

No obstante, dice el experimentado publicitario y veterano docente, Sergio Forcadell, que ningún medio desplaza a otro. Todos tienen su importancia. Todos tienen su público. Su prestigio. Su valor. Es decir que desde el punto de vista publicitario todos son útiles.

Los medios tradicionales han ido adaptándose a las plataformas de comunicación actuales. Los canales de televisión y su contenido tienen presencia digital, los diarios tienen tanta lectura en su versión digital como en la física. Lo propio ha sucedido con la radio. Su contenido no solo se recibe por su frecuencia, sino también por plataformas digitales diversas. Es decir, han ido adaptándose a los tiempos y a los consumos actuales.

Las audiencias de los blogs, televisión por internet, redes sociales, podcast, etc. también consumen contenido de medios tradicionales que navegan por lo digital.

Las audiencias de los medios tradicionales se ha incrementado. No tengo información científica de ello, pero una panorámica de su alta presencia en los presupuestos de publicidad nos hacen presumirlo.

El hecho de que marcas poderosas y líderes en los mercados mundiales sigan teniendo presencia en medios tradicionales nos hace suponer que aún éstos revisten importancia.

Para un producto que se mercadea en el Cibao una valla en la 27 de Febrero de Santo Domingo posiblemente no sea lo ideal. Pero para un producto y/o servicio que solo se vende en Santo Domingo, el recurso sería fabuloso. Lo propio se podría plantear con la radio, con la televisión, con los diarios, con lo digital. Los planificadores de medios buscan puntos de rattings y los persiguen sin importar el medio donde estos estén.

Los medios son buenos o malos dependiendo cual sea el público que el plan de medios desee alcanzar.

Nadie puede, en consecuencia, subestimar a ningún medio por su naturaleza.

Cada medio tiene su importancia y la historia nos enseña que la aparición de uno no anula la presencia de los demás. Todos coexisten y todos tienen sus seguidores.

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