EN LA DIANA
Expectativas inflacionarias y tasas de interés
Primer Tiro El fenómeno de la apreciación cambiaria (que había desaparecido durante los meses de abril y mayo) reaparece con fuerza en el cursante mes de junio, y lo hace simultáneamente a la aparición de un fuerte aumento en el rendimiento de los títulos de la deuda pública denominados en pesos, el cual podría ser coherente y consistente con dicha apreciación, pues un hecho incontrovertible que los inversionistas poseedores de dichos títulos también miden la rentabilidad de los mismos en dólares norteamericanos, la cual se reduce con la reducción del tipo de cambio. Pero la aparición simultanea de la apreciación cambiaria y del aumento del rendimiento de los títulos de deuda pública son fenómenos que podrían ser explicados por la existencia de expectativas inflacionarias mucho más permanente de lo que se había pensado y planteado, y si dichas expectativas permanecen ancladas, la efectividad de la política monetaria restrictiva, medida en términos de su impacto en la reducción de la inflación, estaría seriamente cuestionada.
Segundo Tiro La diferencia de rendimiento entre los títulos denominados en pesos y en dólares es una medida de la devaluación esperada, y si los inversionistas que calculan su rentabilidad en esta ultima moneda estuviesen esperando una apreciación cambiaria permanente, entonces la demanda de rendimiento en pesos debería estar disminuyendo, lo contrario a lo que está ocurriendo, lo que estaría indicando que las expectativas devaluatorias también son altas, y que la apreciación cambiaria es percibida por los inversionistas como transitoria. Ante esta situación, estos predecirían que un nuevo aumento de la Tasa de Política Monetaria (TPM) produciría más apreciación cambiaria transitoria, y el aumento del diferencial de tasa de interés entre instrumentos financieros en moneda nacional y extranjera generaría también un incremento en la demanda de rendimiento a los títulos de la deuda pública de la misma magnitud
Tercer Tiro Con expectativas de alta inflación por largo tiempo, y con prima de riesgo de la deuda publica ajustada por el nivel y el peso de la misma, la demanda de rendimiento de los inversionistas seria mayor que el diferencial de tasas de interés que produciría un aumento de la TPM, lo que significa que esta aumentaría de manera permanente, hasta que cambien las expectativas inflacionarias, o hasta que la apreciación cambiaria produzca una disminución de facto de la inflación registrada. Pero hasta que estos fenómenos no sucedan, se produciría una situación en la que la tasa de interés tendría que estar aumentando permanente: La trampa de la tasa de interés. La demanda de la deuda publica es la esencia de su sostenibilidad, lo que significa la disposición permanente de los inversionistas de comprar los títulos que la representan. Una de las columnas fundamentales que soporta la estructura de la estabilidad macroeconómica es la permanencia de esta demanda, y sin una política fiscal que coloque el déficit del sector publico consolidado (del Gobierno y del Banco Central) en una trayectoria descendente, y sin una política monetaria orientada al logro de la tasa de interés neutral (ajustada por los requerimientos de paridad), los fundamentos de dicha estabilidad no tendrían sostenibilidad.