El gobierno entre guerras, retos, logros y amores

El badajo del gobierno dominicano toca los puntos límites del péndulo: son el de la cultura política nacional y el otro, en ciernes, el que está impulsando el Ejecutivo.

En aquél, están los metales sonoros de organizaciones que permanecieron largo tiempo en el poder —tanto hasta descomponerse medularmente—, robusteciendo todo lo que ha venido a ser alguito mejor y, también, lo que dejaron como herencia terrible y expandida, a superar por su impacto de vergüenza en las vidas ciudadanas y las arcas nacionales. Esos metales se arrodillan, orantes, ante el poder, su fetiche. Y desde su posición hoy rezagada y moralmente desvencijada excitan el alboroto para consumo propio.

El diseño del ataque al gobierno del PRM

Habían pretendido que el Presidente Abinader usaría su Rendición de Cuentas ante la Asamblea Nacional del pasado 27 de febrero, 2022, como espacio para proclamar su reelección. Y que toda la explanada y el espacio circundantes al Congreso Nacional serían abarrotados de seguidores del mandatario.

Bajo tales presupuestos habían preparado su embestida, “argumentada” con una “encuesta” cuyos resultados de preferencia nacional por la corruptela a favor de las cúspides gobernantes lo explica sólo el universo de sus “encuestados”. Sólo algunas “familias” de ellos mismos —las menos, obviamente, y más beneficiadas—, canceradas del alma al cuerpo, desean que el país regrese a ser la tierra prometida del saqueo de los bienes públicos.

“No hay ya la República de la impunidad”, del mandatario obtuvieron en respuesta.

Una “encuesta” para sacar dinero a los corruptos y a la anomia

Pretender que el país prefiere ser gobernado por corruptos es decir que de ayer a hoy la nación vino a poblarse de perversos y no, como es, de gente laboriosa que obtiene su sustento del trabajo honrado y tesonero.

Recordamos las mediciones de preferencias sociales nacionales de los últimos veinte años o más: establecen que la mayoría nacional ha estado identificando la corrupción como el peor de los males de los gobernantes y de los gestores públicos.

Tal encuesta fue publicada para agenciarse el apoyo de todo el dinero sucio que rueda en la economía nacional. Políticamente, es un acto típico del peor tipo de liderazgo que ha sufrido el país: ese que dice: “Sí, ¿y qué?, si regresamos al Poder haremos un gobierno mucho más corrupto, así que, señores corruptos y delincuentes, dennos cuartos”.

Más claro no canta el gallo.

Ya habíamos escuchado desvergüenzas de este jaez; esta, sin embargo, eleva el descaro a niveles sórdidos y obscenos.

Declaratoria como esta advierten a las instituciones de control que algunas organizaciones procurarán dinero sucio para su campaña política, contra el gobierno y a cambio de consagrar la corrupción y la impunidad a su favor.

El telón del 27 de febrero cayó sin que el Presidente propusiera activar sus huestes modernas y, por tanto, los misiles de la oposición no encontraron objetivo en los que explotar, dejando —eso sí— muy bien dibujadita y esparcida la enorme cantidad de pus y estiércol que contienen bajo sus trajes esas canceradas pieles políticas.

Abinader ante el gran reto

El otro punto del péndulo nacional que toca este badajo es la promesa presidencial —de cuya veracidad hay sobradas evidencias— de trabajar a favor de un país mejor, pese a la pandemia de la Covid-19 y, ahora, de la situación desfavorable para una economía nacional que en el 2021 creció 12.3% y está siendo seriamente impactada por el conflicto bélico ruso-ucraniano.

La primera y más dramática consecuencia de esta coyuntura económica es el precio del barril de Petróleo (Brent), usado como referencia en los precios internos. El pasado jueves 03 de marzo alcanzó US$120 por barril, en tanto el banco JP Morgan preveía, ayer sábado 5 de marzo, que podría escalar hasta los US$185.

En medio de tal contagio de la economía y vida nacionales a lo largo de dos años, a causa de factores externos, está claro que el fin presidencial —transparencia, progreso económico inclusivo, institucionalidad reforzada, anticorrupción y mejora de la calidad de vida de la gente— enfrenta y continuará enfrentando un gran reto porque la factura petrolera de marzo 2022 será superior a la de marzo 2021 en, al menos, 0.83 veces, casi el doble. Si se hace realidad el pronóstico de JP Morgan, crecería 1.83 veces. El precio del Petróleo Brent en marzo 2021 cerró en US$65.41.

La oposición frota sus manos.

Ante tal panorama, obviamente, la oposición espera aupar el descontento civil con la gestión del Presidente Abinader, a quien culpará del incremento de precios derivado del previsible desabastecimiento incrementado doblemente: primero, por los efectos latentes de los cierres provocados por las políticas sanitarias para contener la Covid-19 y, ahora, por los efectos del conflicto ruso-ucraniano sobre los precios en economías como la nuestra: no petroleras y, además, intensamente dependientes de bienes importados.

Esos efectos se han comprobado en el incremento del Índice de Precios al Consumidor (IPC) interanual, a enero del 2022, de 8.7% (Inflación anualizada), en un entorno en el cual se prevé que crezca +1.2% mensual durante el año. A nivel mundial, este indicador económico cerró, en el 2021, en +6.5%, el más alto de los últimos 30 años. En otros países fue: Estados Unidos, +7.5%; México, +7.1%; Nicaragua, 7.7%; Paraguay, 9.3%; El salvador, +6.5%; Perú, +7%; Colombia, 6.8%; Chile, 7.7%; Argentina, 50.7% y Venezuela, 472.5%, entre otros.

Recordemos que en el año 2008, sin Covid-19 ni conflicto ruso-ucraniano, la inflación anualizada dominicana fue +10.4%, superior a la actual. También que las tasas de Inflación de nuestro país desde el 2005 al 2020 fueron, en promedio, +4.28% anual, lo que se pretende y pretenderá vender como prodigio de inflación baja. Sin embargo, comparadas con la mundial del periodo, notaremos que fue +27.63% y, frente a la de los países de la Unión Europea, +153.83%. Notemos también que la inflación del 2020 fue +3.8%, el doble que la mundial, igual a +1.89%.

Sin embargo, en tanto la inflación interanual mundial a febrero del 2022, en la gestión del Presidente Abinader y en medio de tantos desafíos, promedió 15.98%, acumulando +2.38%, la dominicana logró resultados muy inferiores: 7.2% y 1.18%, respectivamente, menos de la mitad en ambos caso, según documentan Datosmacro y el BanCentral dominicano.

La clase media, población focalizada como objeto de agitación política

El desglose de la canasta de consumos que integra el IPC dominicano revela por qué la oposición dirige sus baterías mediáticas de agitación y propaganda hacia los sectores de clase media: los precios de los bienes y servicios de sus consumos han experimentado mayor crecimiento porque su capacidad de demanda no fue significativamente afectada por la Covid-19 y las medidas anti cíclicas y de choque despachadas por Abinader a través del Banco Central. Con los recursos propios y los obtenidos en medio de facilidades financieras, este sector se colocó fuerte en la producción y la demanda.

Una situación así no se verifica en los consumos de clases medio-bajas y de menores ingresos. El precio de los bienes de su canasta, anualizado a enero 2002 y como variación mensual, creció menos. A saber y respectivamente: vestidos y calzados, 1.2% y 0.1%; medicina, 4.9% y 0.7%; comunicaciones: -1%, y 0.3%; enseñanza: 4.9 y 2.2%; alimentos y bebidas no alcohólicas: 9.3% y 1.2%.

El terreno de batalla, un escenario triádico

La estructura de la canasta familiar contiene, pues, la información estratégica para que, pese a la pandemia y al conflicto ruso-ucraniano, el país estabilice los niveles de vida y la capacidad de consumo de la ciudadanía de menores ingresos. Esto se ha empezado a hacer al asumir el incremento de los precios de los combustibles y despachando apoyos a las personas de menores ingresos, a través de los programas sociales públicos relevantes.

El terreno de batalla que el gobierno tiene ante sí, según las “armas” y terrenos escogidos por sus adversarios, se compone de tres frentes. Primero, el moral. Enunciado con eso de que el país quiere que los corruptos regresen al Poder, lo que obliga a endurecer la vigilancia y políticas anticorrupción y la eficiencia pública en el financiamiento de los partidos.

Segundo: el económico —quizás el primero porque la gente “piensa con el estómago”. Exige que el gobierno transfiera más apoyos al Ministerio de Agricultura, al Banco Agrícola y a sus gabinetes sociales, para ampliar la producción, demanda y disponibilidad agroindustriales nacionales, para garantizar y superar el abastecimiento interno, logrando incrementar las exportaciones ante el clima de oportunidades que la contracción de la oferta mundial presenta.

Tercero: en lo institucional. Declarado terreno de disidencia por la oposición, al retirarse del debate en el Consejo Económico Social de la Reforma Constitucional para establecer la independencia total del poder Judicial y la ley de extinción de dominio. El contrapeso sería un gobierno recurriendo las influencias y recursos a manos para atraerse cuantas voluntades y simpatías no contaminadas sea posible para hacer avanzar las reformas y lograr promulgar esas iniciativas.

Es un bastión a fortalecer por el propio Ministerio Público, su beneficiario, con medidas e incursiones más contundentes contra la corrupción administrativa y la delincuencia.

El pueblo, propietario del consentimiento

Quedará, entonces, en manos del pueblo la posibilidad de triunfo o fracaso del gobierno y la oposición en estos enfrentamientos. Y al conceder su aprobación a favor de uno u otro sabrá, por sus propios actos, quién es y qué en realidad quiere. Recordando lo que saben los enfrascados en esta batalla: en democracia, el pueblo puede ser iluminado o equivocarse, pero su apoyo se logra a través de un proceso cercano de servicio a su favor, de educación y seguimiento.

Es donde entraría la calidad de la gestión del Partido Revolucionario Moderno, como contribuyente o sustractora de las esperadas gobernabilidades...

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