COLABORACIÓN
El mundo de los catrachos
Los movimientos que estos últimos años se producen en el particular mundo de Honduras siguen unos parámetros espectaculares. Las soluciones a los problemas de un país absolutamente cargado de penalidades no llegan y el panorama se asemeja más a un festival cómico y disparatado protagonizado por sus políticos y gobernantes, los cuales confunden con sus acciones al pueblo catracho debilitando constantemente su actual y vulnerable identidad.
Vamos por partes. Es necesario recordar que el adjetivo catracho es una derivación de catruche y éste de xatruche, o sea, seguidor del general Florencio Xatruch-Villagra, quien a mediados del siglo XIX, juntamente con su hermano Pedro, hijos de padre catalán, impidieron que Nicaragua fuera anexionada a los estados confederados de la Unión Norteamericana, comandando las tropas hondureñas mientras los nicas gritaban “¡Ahí vienen los xatruches!” Florencio fue más tarde vicepresidente y posteriormente presidente del país, en 1871.
Años después, se restablecieron las relaciones con los EEUU concretándose en intercambios diplomáticos y comerciales de todo tipo mientras los ciudadanos de ambos países pueden tener vía libre en las fronteras respectivas, unos pactos, sin embargo, que durarían hasta la segunda guerra mundial. Más tarde, hacia finales de los 80, la inmigración hondureña establecida en los EEUU vuelve a crecer hasta ser una de las poblaciones más importantes de Centroamérica en ciudades como Miami o Nueva York. Quien esto escribe fue testigo, in situ, del desasosiego, la angustia y el llanto de Tegucigalpa, -Tegus, para los amigos-, cuando cayeron las torres gemelas de Nueva York ya que no había familia que no tuviera algún miembro trabajando en ellas. Todo el país se paralizó porque notaba, además, el sentimiento que lo unía a los EEUU. Para Honduras fue un punto de inflexión.
El año 2006, Manuel Zelaya se hace cargo de la Presidencia del país, una misión que progresivamente se va haciendo complicada por las críticas debido a la mala administración de los caudales públicos y por los excesos en gastos personales y viajes.
La cosa va de mal en peor y antes de terminar su mandato es detenido y desalojado de su casa en calzones. Humillado por militares, puede escapar y pedir asilo en el extranjero.
En la actualidad, su esposa, Xiomara Castro, acaba de juramentar como la primera Presidenta del país en doscientos años de independencia. De momento ya tiene dos hijos en el gobierno y otros dos son diputados, pero dice que aseará las arcas del Estado, las cuales se vaciaron en todos estos años pasados, desde que su marido dejó de ser cabeza del gobierno hasta hoy. Claro que se tiene que tener en cuenta que los años a los cuales se refiere estuvieron bajo la presidencia de Juan Orlando Hernández, ahora detenido y públicamente encadenado de muñecas a tobillos, acusado, entre otros, de conspiración y tráfico de armas y de drogas. EEUU, pide su extradición, un país que ya tiene en custodia un hermano suyo exdiputado, acusado de narcotráfico.
Comayagua, era la capital de Honduras hasta finales del siglo XIX, cuando el Dr. Marco Aurelio Soto era su presidente y quien contrajo matrimonio con su prometida natural de Tegus, motivo suficiente para no ser bien aceptada por la sociedad burguesa de aquellos tiempos. El Presidente, ni corto ni perezoso, trasladó el gobierno a Tegucigalpa, la actual capital del país.
El autor es investigador y escritor.