EL BULEVAR DE LA VIDA
La ADP y la sonrisa de una niña
En un país donde un partido conservador solo se diferencia de uno progresista en que los primeros visten mejor y los segundos las prefieren rubias, todo puede pasar… y pasa. Es el descrédito in crescendo de la partidocracia dominicana.
Como ocurre desde hace años, la mayoría de los colegios y sindicatos profesionales de nuestro país son vulgares instrumentos de las maquinaciones estratégicas de los partidos que en cada proceso electoral de esas organizaciones deciden la plancha ganadora.
Fuera el PRM de su dirección, en la ADP toca el turno a un diputado, miembro del C.C. del PLD, que como tal está actuando, al punto de que, por dañar al Ministerio de Educación, y en contra de las recomendaciones del mismísimo Colegio Médico y los especialistas de la cosa, ha llamado a una huelga de docentes hasta el 31 de enero, que vienen a ser unas largas vacaciones pagadas por los contribuyentes.
Si el perfil/tipo del estudiante de escuela pública es una niña pobre, que vive en una modesta casita, mejora o “parteatrás”, ausente los padres porque tienen que trabajar o porque nunca han estado, entonces, saben muy bien los políticos que dirigen la ADP lo que para esa niña atrapada en las redes implacables de la pobreza, o quizás en el laberinto existencial de un padre al que apenas conoce, para esa niña, ay, ya digo, no hay mejor ni más seguro lugar que el aula de una escuela, donde podrá recibir todo lo que la desigualdad social o la irresponsabilidad paterna le han negado.
Colegios y sindicatos se deben a los partidos políticos, y en el pago de su deuda cometen las mayores atrocidades, por ejemplo, llamar a una huelga sin reivindicaciones, sabiendo que al hacerlo están afectando la educación, la alimentación y hasta la protección de nuestros muchachos. La poesía popular lo dice mejor que nadie: “Todito te lo consiento, menos faltarle a mi madre”... y a una niña.
Y así van por la vía los señores, esforzados en lograr que el ciudadano desconfíe cada vez más de la democracia, y cante indignado el “Algo personal” de J. M. Serrat: “... ni recuerdan que en el mundo hay niños, les niegan a todos el pan y la sal, entre esos tipos y yo...”.)
Convertidos en los anti-Midas de nuestra democracia: dañan todo lo que tocan... hasta la sonrisa de una niña.