Opinión

FUNDACIÓN SALESIANA DON BOSCO

Una persona diversa

José Pastor RamírezSanto Domingo

De contextura física más bien delgada como si quisiera desaparecer, con ojos grandes y de mirada penetrante y ágil; de piel bronceada, casi quemada, por los potentes rayos del astro rey caribeño; de pensamiento agudo e inteligencia preclara; de fácil acceso y amigable; con un asombroso dominio de las expresiones y dichos populares y de los dominicanismos.

Rehuía los reconocimientos, las distinciones, los títulos honoríficos, los cargos de poder, prefería los atuendos más comunes, los que visten las personas sencillas y los de a pie; prefería los medios de transporte sencillos, pero siempre que podía, prefería empolvarse los pies caminando por los callejones y las calles de los barrios y ciudades para saludar a los transeúntes y parroquianos.

Amante de la montaña y del bosque, a los que cuidaba y defendía buscando que cada huella en el camino fuese una pisada ecológica. Le gustaba internarse en la espesura de la floresta para encontrarse consigo mismo, con las personas y con Dios, una práctica que realizaba con mucha frecuencia para sentir la caricia del viento y el arrullo de las aguas; la paz de la montaña y el abrazo del sol. Un niño de la calle, por demás, malquerido, maltratado, maleducado y mal alimentado; lo sentía como su responsabilidad y se desencadenan en él las fuerzas indetenibles de la misericordia, de la compasión, y de la creatividad para enfrentar tales realidades sociales.

Los vocablos: aborto, guerra, armamentismo, indiferencia, abandono, desnutrición, violencia generaban en él serios procesos alérgicos, cefalálgicos y de indigestión; que, a su vez, sanaba adoptando los criterios de actuación trazados por el Maestro de Nazaret en el Sermón de la Montaña o bienaventuranzas: consolar a los que sufren, crear campañas de desarme, establecer casas de acogida para los sin techo, alimentar al desnutrido, vestir al desnudo, dar identidad a quien no la posee y ofrecer paternidad a los desheredados.

Su amplia cultura, preparación académica y buen dominio de los idiomas nunca fueron una amenaza para que se filtrara la polilla del orgullo, sino más bien se constituyeron en aliados que le favorecieron estupendamente en el ejercicio de su misión educativo pastoral, motivándole en todo momento a hacer la verdad, a decir la verdad y a defender la verdad desde la caridad, la humildad y el respeto. Distinguido lector, si se ha decidido a leer hasta aquí, seguramente que habrá intuido con relativa facilidad que les he presentado al salesiano y sacerdote católico, P. Luis Rosario, quien nos dejó el 29 de diciembre de 2021, para habitar la Patria Definitiva y estar junto al Eterno Creador.

Espero que cada miércoles podamos hacer de este espacio una cita con el conocimiento y para inmortalizar la memoria del P. Rosario abordando temáticas de orden cultural, social, político, religioso y psicológico. Además, agradecer al Supremo Creador el regalo del P. Luis. Espero contar con todos los amables lectores que por años siguieron a este honorable ciudadano y buen cristiano y que hoy tengo el alto honor de proseguir su legado con el buen sabor de su recuerdo.

¡Feliz año nuevo!

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