Opinión

Pensando

Ausencia del bolero

La falta del bolero nos cierra el acceso a la mujer que queremos golosear.

El romanticismo que marcó su origen se ha convertido en una conversación de intereses comunes en la pareja. Su hija prodiga, la guitarra, nos acerca a la pareja con la imaginación de enredarnos entre sus cuerdas.

El bolero que vive en nuestra genética nos hace soñar que estamos frente a un voluptuoso cuerpo y queremos medir sus extensiones, convirtiendo el deseo en un baile donde podemos sentir el nivel hormonal que nos inquieta y el calor de un buen trago que circula, desnudando la pasión que provoca abrazarnos sin tener que despojarnos de la vestimenta.

Extrañamos el bolero en los salones, el mejor instrumento del romanticismo ahuyentado por los mercaderes del pudor, que no sintieron el preámbulo de bailarlo y saborear el buen aperitivo, para luego disfrutar el exquisito manjar.

En esta inspiración quiero desear a todos mis amigos y amigas que tengan la oportunidad de bailar muchos boleros, para así rememorar esos momentos donde las energías brotaban por nuestra piel y nos levantaban el ánimo instintivo de sentirnos vivos, para esperar los próximos años.

Feliz Año 2022 con un “bolerito”.

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