Opinión

POLÍTICA Y CULTURA

Diálogo con Vargas Llosa en Roma

Conversar con un Premio Nobel de Literatura delante de 300 académicos, escritores, embajadores, en el Museo El Euro, de arte, cultura e historia, de Roma, constituye una oportunidad única de crear a través de los criterios y la organización de las ideas, parámetros sociales al compás de los cambios que se producen permanentemente en el mundo, dentro del contexto geopolítico.

El domingo 5 de diciembre, la Organización Internacional Italo Latinoamericana de Roma, convocó una premiación de un concurso de novelas para autores de Europa y América Latina.

Finalizada la entrega de las premiaciones, la Organización Internacional, a través de su Secretaria General, Antonella Cavalari, presentó al escritor Mario Vargas Llosa en un conversatorio abierto con el Embajador y escritor de la República Dominicana, quien suscribe este texto.

La conversación se inició con una introducción del propio Vargas Llosa sobre las circunstancias que produjeron su decisión de escribir la novela “Tiempos Recios”, formidable relato que aborda la conspiración nefanda de los sectores más atrasados de la sociedad guatemalteca en coordinación con la política imperial, que prevalecía como tutora del Golpe Militar contra el Gobierno democrático del presidente Jacobo Árbenz. Todo empezó, narró Vargas Llosa, una noche en la residencia de nuestros amigos, el Ing.

Hugo Diego De Moya y Patricia Fernández De Moya, en los altos de Arroyo Hondo, cuando al finalizar una recepción que allí se ofrecía en su honor, quien escribe se le acercó a saludarlo y en un intercambio de ideas, le propuso que escribiera una novela inspirada en los sucesos trágicos que habían sucedido en Guatemala en 1954, cuando una pandilla militarista subvencionada por Trujillo de República Dominicana, Somoza de Nicaragua y el Embajador norteamericano en ese momento en Guatemala, coadyuvaron decisivamente a derrocar un Gobierno constitucional y democrático, respondiendo a los intereses de una compañía bananera que se sentía lesionada por el reparto de tierras para los campesinos, dispuesto por Árbenz, que esa compañía usufructuaba ilimitadamente.

Dos días después de conversar con Vargas Llosa sobre el tema y la urdimbre misteriosa que rodeaba toda la trama, el escritor me llamó para preguntarme, que si yo me atrevía a contarle de nuevo la historia, porque tenía precisamente dos días sin poder dormir pensando en el relato.

Fue entonces cuando Vargas Llosa leyó mi libro, “La Rapsodia del Crimen”, que relata todo el proceso de la tragedia de Guatemala. En el transcurso del evento, se narraron anécdotas, se dieron datos, se expresaron diferencias de enfoque, y sobre todo se dio paso a una exposición de ideas democráticas en relación con el rumbo político latinoamericano y la preocupación por el fracaso sistémico de nuestras sociedades, fenómeno que el ensayista libanés-francés, Amin Maalouf, llama “El naufragio de las civilizaciones”.

Sobresale la diversidad plural de enfoques en ese encuentro, su opinión en relación con los factores que han influido negativamente en nuestros pueblos a raíz de la pandemia, la necesidad de cambios democráticos y respeto a las libertades.

Luego en un almuerzo compartido con personalidades de la vida diplomática, mostró su grata sorpresa por los cambios en la República Dominicana, el lugar de recuperación que tiene la economía de nuestro país por encima de las otras economías latinoamericanas y la reorganización ética del Estado.

Tags relacionados