OYE PAÍS
Cotidianidad vacua
El país se entretiene con los fuegos artificiales que generan los temas del momento: los prolegómenos de la reforma fiscal, la destitución del Director de la Policía y la ‘reforma’ del ‘cuerpo del orden’, los entretelones de la sentencia Odebrecht, el ‘dolor de cabeza’ de no tener la tarjeta de vacuna para entrar en los centros públicos. Mientras, la nación adolece de serios y cotidianos problemas, que por su permanencia en el tiempo se convierten en un ‘diario vivir’, que muchos recuerdan solo cuando ‘les toca’.
Dos ejemplos simples: •• Conseguir una ‘pinta’ de sangre o de plaquetas para una emergencia se convierte en una odisea para quien la necesita –o la familia del enfermo que sale a buscarla- porque no hay disponible y si la hubiera hay que llevar ‘por obligación’ a dos donantes. •• Circular en vehículo por las calles es una especie de ‘ruleta rusa’ si tiene el tiempo calculado para llegar a su destino. Ya no hay horas pico. Los agentes de Digeset en vez de solucionar, arman el desorden. La gente pierde su tiempo en piquetes para que sea derribada la estatua a Colón y le cambien el nombre al Faro o los ‘anti-vacunas’ frente a Palacio; en criticar que el Presidente viaje en aerolínea comercial y en económica; en promover cambiar nombres a instalaciones públicas y avenidas por los de figuras del arte y la política; en lo que dice la Primera Dama en twitter; en sazonar frases como “el PLD no estaba muerto, estaba de parranda” o “el país se divide en buenos y malos… a los malos los vamos a enfrentar en el terreno que escojan”. Todo un circo variopinto.