PENSANDO
De cara al presente
El bien y el mal son pruebas que nos hacen conocer nuestra constancia para orientar nuestro espíritu en el camino de la fortaleza. Identificar la prosperidad se manifiesta generando el respeto de todos y viendo el peligro de ser engañados por nuestra excesiva confianza.
El alma nos puede aconsejar en la desgracia pero la prosperidad cegarnos ante la realidad; de tal manera, no permitamos que la adversidad nos arranque las alas de la esperanza, seamos prudentes para evitar la ceguera de la prosperidad.
Hoy nuestra juventud mide su desarrollo en la cantidad de bienes materiales que pueden acumular creando distancia entre unos y otros, que no encuentran en el amor, la solidaridad y la sinceridad, el camino seguro para alcanzar la estabilidad que no se compra en los mercados, sino en el intercambio de valores que solo se cotizan a través de una trayectoria de crecimiento ético.
La información servida electrónicamente se ha convertido en una industria mediática que compite frente al marco de la intimidad familiar.
El deterioro evidenciado en el descontrol de los adolescentes se manifiesta en la toma de decisiones al margen del consejo sabio de la experiencia de padres y tutores. Luchemos por retomar los valores.